Al acto de apertura del curso asistieron los ministros de Justicia, Juan Alberto Belloch, y de Asuntos Sociales, Cristina Alberdi, junto a Francisca Sauquillo, presidenta del Movimiento por la Paz, el Desarme y la Libertad, que organiza el programa, patrocinado por el gabinete de Asunos Sociales.

Según Sauquillo, 180 objetores se han interesado ya por estos cursos, que se desarrollarán en seis fases, con 30 alumnos cada uno, hasta el próximo 29 de abril.

Los primeros objetores llegarán a Bosnia a finales de noviembre, después de concluir su formación como voluntarios. Entre las materias impartidas destacan la geopolítica del conflicto en la antigua Yugoslavia, introducción al idioma, nociones de psicología y primeros auxilios.

El ministro de Justicia, que no quiso hacer eclaraciones sobre otras cuestiones de actualidad para no restar protagonismo al acto, definió este proyecto como "un apasionante instrumento" para ampliar el margen de la PSS, que se fundamenta "en el compromiso solidario".

Belloch aseguró a los alumnos que el Gobierno "está igual de orgulloso de vuestra futura presencia en Bosnia" que de la de los soldados, ya que ambos prestarán su ayuda humanitaria, "cada uno desde su legítima opción", lo que aseguró que le produce "una envidia retrospectiva", ya ue le hubiera gustado tener la oportunidad de realizar este tipo de voluntariado, "aunque no voy a decir si como soldado o como objetor".

Por su parte, la ministra de Asuntos Sociales consideró este programa como la mejor vía para que los jóvenes que se niegan a cumplir el servicio militar "sean corresponsables en estas tareas de voluntariado".

La iniciativa del Ministerio de Asuntos Sociales ha contado con la oposición del Movimiento de Objeción de Conciencia (MOC), que ha señalado, a través de n comunicado, el "carácter forzado" de esta prestación y recuerda que la objeción nació como una postura de "rechazo y crítica" a todo tipo de militarismo.

Algunos miembros del MOC asistieron al acto de inauguración de los cursos para denunciar "la manipulación de los objetores de conciencia en una operación que pretende, aparte de otros objetivos, un lavado de cara del Ejército, y en concreto de un cuerpo de una tradición tan reaccionaria e impopular como la Legión".