La FUCI, que ha examinado más de 60 empresas entre abril y junio, resalta que los principales defectos encontrados se concentran en publicidad engañosa, al no darse al consumidor información suficiente sobre cómo va a ser el curso y qué condiciones va a tener durante su estancia en el extranjero.

La organización de consumidores aconseja a os padres que, antes de contratar un curso, recaben la máxima información y consulten varias opciones para conocer qué incluye en realidad el programa y evitar así que sus hijos tengan problemas de alojamiento, alimentación o calidad de la enseñanza.

Se debe comprobar, además, si la empresa elegida está dada de alta en el epígrafe fiscal de la Administración. "Es conveniente que desconfíe de los chollos y de algunos particulares que pretenden así ganar un sueldo", añaden.

Asimismo, aunque "no es bligatorio, es aconsejable contratar un seguro que cubra posibles gastos médicos, pérdida de equipajes, retrasos en vuelo o responsabilidad civil".

Se calcula que existen en el sector unas 100 agencias que dan servicio a los cerca de 160.000 estudiantes que cada verano acuden a cursos en el extranjero, generando un volumen de negocio de 450 millones de euros al año.