Margallo niega "gasto alguno" en Exteriores para pagar a Corinna
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El ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, José Manuel García-Margallo, negó este martes que en su departamento existiera "partida presupuestaria o gasto alguno" para pagar los servicios supuestamente prestados por Corinna zu Sayn Wittgenstein en defensa de intereses españoles.
Margallo aprovechó una pregunta de la sesión de control al Gobierno en el Senado del dirigente del PNV Iñaki Anasagasti para desmentir que quien se autodefinió en una entrevista como 'amiga entrañable del Rey' cobrase de las arcas públicas por algunos encargos.
"En el Ministerio de Exteriores no existe partida presupuestaria alguna para lo que usted llama intermediarios internacionales que ejercen el cargo de lobbistas", replicó en alusión a Corinna.
Margallo sentenció que "no existe gasto alguno sobre este tipo de actividades" e indicó a Anasagasti que "no hay la menor referencia que de pie a una sospecha como la que usted está sembrando en esta Cámara".
El ministro no habló, en cambio, de los gastos reservados que hayan podido utilizarse para esos mismos fines, dado que se trata de un asunto secreto y, en su momento, ya los explicó a puerta cerrada en la comisión correspondiente del Congreso de los Diputados.
Anasagasti citó expresamente y sin reparos el nombre de Corinna porque "yo no soy como Rajoy con Barcenas, yo digo el nombre".
El senador del PNV se felicitó del desmentido de Margallo y dijo que prefiere "creer" al ministro que a una supuesta princesa que, en su opinión, se ha demostrado que es "muy mentirosa y hay que decirlo públicamente".
Sin embargo, Anasagasti denunció que en España "se han hecho cosas anómalamente" y reclamó que la futura Ley de Transparencia incluya también a la Casa Real para conocer toda la verdad de sus gastos.
Margallo defendió previamente el papel de los lobbies, antes de que el senador del PNV se refiriese expresamente a Corinna, al entender que "tienen mala prensa" pero realizan un papel enriquecedor.
Incluso, recordó las palabras de John F. Kennedy en las que defendía el papel de este colectivo porque con ellos lograba entender los problemas en 10 minutos, mientras que con sus colaboradores tardaba unos 13.
"Escuchar a los lobbies no está mal, enriquece el conocimiento. Lo que está mal es subordinarse a sus intereses", dijo. "Y lo que está fatal es corromperse ante ellos".
(SERVIMEDIA)
05 Mar 2013
PAI/gja