Con este impuesto se gravarán con un 0,1% las transacciones con acciones y obligaciones, y con un 0,01% para los productos derivados.

La propuesta de directiva será debatida ahora por los Estados miembros, con vistas a su aplicación en el marco de una cooperación reforzada, según informó la Comisión en una nota.

Los 27 Estados miembros pueden participar en los debates sobre esta propuesta. Sin embargo, solo los que participantes en la cooperación reforzada tendrán derecho de voto, y deberán llegar a un acuerdo por unanimidad antes de poder proceder a la aplicación.

La propuesta de ITF adoptada presenta algunos cambios respecto de la propuesta original, con los que se pretende tener en cuenta el hecho de que el impuesto se aplicará a una escala geográfica inferior a la prevista inicialmente.

Estos cambios están principalmente encaminados a garantizar la claridad jurídica y reforzar las disposiciones contra la elusión y los abusos en el área fiscal.

Desde la Comisión indicaron que como garantía adicional frente a la elusión del impuesto, la propuesta añade el “principio del lugar de emisión”. Así, los instrumentos financieros emitidos en los 11 Estados miembros serán gravados cuando sean objeto de negociación, incluso si los negociadores implicados no están establecidos en la zona de aplicación del IFT.

Del mismo modo que en la propuesta original, el IFT no se aplicará a las actividades financieras diarias de los ciudadanos y las empresas (como préstamos, pagos, seguros y depósitos), a fin de proteger a la economía real.

Tampoco se aplicará a las tradicionales actividades bancarias de inversión en el contexto de la captación de capitales ni a las transacciones financieras efectuadas en el marco de operaciones de reestructuración.