Los magistrados del Alto Tribunal, presididos por Juan Antonio Xiol Ríos, consideran que Peñafiel, con sus palabras, vulneró la intimidad personal, familiar, propia imagen y memoria de Carmina Ordóñez.

Los hechos se remontan al 10 de julio de 2007, cuando el comentarista participó en el programa Hormigas Blancas, de Telecinco, que se dedicó a Carmiña Ordóñez. Peñafiel, en referencia a la adicción de las drogas y estupefacientes de la madre de Fran Rivera, dijo que sentía por ella “un enorme desprecio" y que le “repugnaba".

“Aparecía en todas las televisiones llenando de vergüenza a la propia familia”, dijo antes de referirse a las supuestas infidelidades de Carmina Ordóñez.

El Tribunal Supremo destaca en la sentencia hecha pública que las palabras del comentarista “afectaban a una persona fallecida” y que “existía una desconexión temporal entre los hechos divulgados y las declaraciones realizadas por Peñafiel”.

Los magistrados también valoran que Fran Rivera “ha mantenido una actitud de respeto y reserva sobre la vida íntima de su madre”.

La Sala de lo Civil concluye que Peñafiel manifestó “su desprecio hacia el personaje de Carmen Ordóñez y hacia su conducta” con unas palabras “duras” que “no pueden enmarcarse dentro del ejercicio legítimo de la libertad de expresión”.