Durante el debate del informe de gestión, varios representantes del sector crítico cuestionaron la democracia interna del partido, así como las cuentas del mismo, de manera que alguno de los disidentes llegó a plantear que hay 1,7 millones de euros de las cuentas de la formación que no están suficientemente justificados.

En el turno de réplica, Díez llegó a emplazar a los que cuestionan el destino de este dinero a que vayan a los tribunales, porque, de lo contrario, ella misma estudiará hacerlo, no como portavoz del partido, sino como militante.

Al mismo tiempo, la diputada dijo que acepta las críticas y el que se reclame más democracia interna, pero dijo que no está dispuesta a ser “amenazada”, ya que lleva mucho tiempo sufriendo esta presión en el País Vasco.

Aunque minoritario, el sector crítico ya se hizo notar en la elección de la mesa del congreso, ya que este grupo disidente planteó una lista alternativa. No obstante, la candidatura de la dirección para la mesa se impuso por 297 votos contra 80.

Los críticos están encabezados por Valia Merino, empresario madrileño y delegado de UPyD en el barrio de Chamartín, de la capital de España. Merino se ha quejado de que el partido se está apartando de los principios fundacionales.