Felipe González: “El PSOE ha perdido la vocación mayoritaria y tiene que recuperarla”

- Rubalcaba promete dar "el do de pecho" para servir a España

- Dan la palabra a Zapatero, que pide al PSOE mantener "los afectos, la lealtad y la unidad"

MADRID
SERVIMEDIA

El expresidente del Gobierno Felipe González alertó este domingo al PSOE de que ha perdido la vocación mayoritaria y tiene que recuperarla, y para ello considera necesario definir un proyecto alternativo que contenga las reformas necesarias para los próximos 25 o 30 años.

González fue homenajeado por el PSOE coincidiendo con los treinta años transcurridos desde su primera toma de posesión como presidente en 1982, en un acto al que acudieron los ministros de sus gobiernos y también los de José Luis Rodríguez Zapatero.

Los protagonistas eran González y el secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, que dialogaron durante más de dos horas moderados por María González Veracruz, y casi al final del acto también con la intervención de José Luis Rodríguez Zapatero.

González, que llevó la voz cantante del diálogo en todo momento, recordó que aquel día al llegar a la Presidencia del Gobierno estaba “abrumado, condicionado por la responsabilidad que asumíamos en un momento bastante crítico”, y dicho llanamente “estaba acojonao”.

En aquel momento, explicó, le preocupaba algo que le sigue preocupando: “El partido no tenía vocación mayoritaria, y yo sí”, por eso su objetivo no era decidir con quién coaligarse para sacar adelante sus proyectos, sino ofrecer un proyecto mayoritario.

“Uno de los problemas que tenemos ahora”, añadió, “es que no tenemos vocación mayoritaria”. “Si uno no cree que puede presentar un proyecto que pueda representar a la mayoría, por qué lo va a creer la mayoría”, se preguntó.

González reconoció emociones contradictorias cuando escucha a quienes piden defender los logros alcanzados durante su etapa de gobierno, porque en aquellos momentos de reformas intensas “lo que se oía desde la izquierda del partido es que estábamos haciendo política como la señora Thatcher, administrando el capitalismo, y no avanzábamos en la cohesión social”. “Ahora resulta que sí, que lo estábamos haciendo”, ironizó.

En este sentido, alertó de que las instituciones “están todas en crisis” y no se puede priorizar la lucha contra la crisis descuidando lo demás, “porque lo demás viene de antes y nos acompañará después”.

Por ello, emplazó al PSOE a diseñar un proyecto con las reformas que España necesita para los próximos 25 o 30 años. “El PSOE ha perdido la vocación de mayoría y tiene que recuperarla”, advirtió, “mirando a la sociedad, no de manera sectaria sino con espíritu de consenso, con capacidad de dialogar”.

Rubalcaba recogió el guante, se mostró partidario de “avanzar en un radicalismo reformista” como se hizo en 1982, “no partir de cero, al contrario, pero sí hacer una revisión profunda del modelo de país, para dar respuesta a la preocupación mayoritaria de los ciudadanos”.

El PSOE es un partido “sólido, fuerte”, decidido a “servir a España” y en eso va a dar “el do de pecho”, decía Rubalcaba en su última intervención al agradecer expresamente a González su tarea. El expresidente cerró con otra advertencia a su partido, si da la voz a los militantes, que no sea sólo proclamando un debate de ideas. “Aprovechen el tiempo, y pongan una sobre la mesa”.

Rubalcaba se había centrado en analizar la situación y compararla con la que vivió en 1982, pero sí se refirió en varias ocasiones a retos de futuro que tiene el PSOE, por ejemplo reformar la Constitución en aspectos que se dejaron “petrificados” para consolidar la democracia pero que ahora son “límites” a una democracia que debe estar al servicio de los ciudadanos “siete días a la semana, veinticuatro horas al día”.

González no quiso entrar en si la crisis económica es ahora más profunda que la de entonces, cuando las reformas de Carlos Solchaga y Miguel Boyer eran “imprescindibles” pero llevaban “diez años de retraso” porque Adolfo Suárez había dado prioridad a la consolidación de la democracia y era comprensible.

Su “primer error”, dijo, fue prometer 800.000 puestos de trabajo que se perdieron por la reconversión industrial, aunque después, en la siguiente legislatura, se recuperaron 1,2 millones de empleos “cuando ya no los habíamos prometido”.

En varios momentos de sus intervenciones, González aseguró que no le preocupan tanto “los recortes” del Gobierno de Mariano Rajoy como la “liquidación de los fundamentos de la cohesión social y del Estado del bienestar”.

Rememorando esos treinta años, reconoció que sufrió con el referendum de la OTAN y se mostró convencido de que le costó más votos que la reconversión industrial. “No había más remedio que hacerlo”, le dijo Rubalcaba, porque a pesar de que “nos enfrentó para mucho tiempo con una parte de nuestro electorado”, en caso de no consultar “hubiéramos pagado un coste más alto”.

Recordó en ese contexto el “cambio de posición” de Manuel Fraga ante la consulta, aunque puso varios ejemplos de lo que considera consenso, por ejemplo compromisos con Adolfo Suárez para no comprometerle ante decisiones en las que no tenía margen de maniobra. “¿Os imagináis una escena semejante a partir del 89?”, cuando José María Aznar se hizo cargo del PP.

Ante el referendum de la OTAN, Fraga “me vio la yugular”, recordó, y después Rubalcaba recordó otro momento similar, en mayo de 2010 cuando Rodríguez Zapatero presentó el decreto de recortes, y sentenció que en estos treinta años siempre ha ocurrido lo mismo, cuando el PP ha tenido que optar entre España o “dar una bofetada al PSOE” ha optado por lo segundo.

Fue Rubalcaba el que cedió la palabra a Zapatero que, desde su asiento en el auditorio, juzgó "justo y necesario" el homenaje a González y pidió al PSOE que mantenga "los afectos, la lealtad y la unidad".

Europa ocupó buena parte del diálogo y González se mostró seguro de que la unión económica no avanzará hasta que Angela Merkel pierda las elecciones. Es ella quien manda, alertó, no solo porque su país sea potente sino porque “el resto se lo tolera”, y es necesario un consenso para decir “de aquí no pasamos”. “Si se enfada, que se enfade, pero no podemos seguir aguantando esta broma”.

Hubo también momentos para recordar cómo era la dirección del partido entonces, “se discutía mucho”, dijo González, “ahora también se discute”, le apuntaba después Rubalcaba, lo que pasa es que además “se cuenta más, a pesar de mi desesperación” convencido de que los debates internos deben ser a puerta cerrada para ser sinceros.

La Ejecutiva de hace treinta años “era más cómoda porque era más pequeña”, insistía González, y en ese momento ya Rubalcaba optó por cambiar de tercio. “Me ha provocado, pero no voy a seguir por ahí”, dijo con una sonrisa.

(SERVIMEDIA)
02 Dic 2012
CLC/gja