España perderá una décima parte de su población en 40 años

- Desde 2018 habría más defunciones que nacimientos

MADRID
SERVIMEDIA

El 37% de la población española sería mayor de 64 años en 2052 si se mantuvieran en un futuro las actuales tendencias demográficas, lo cual, teniendo en cuenta la propia estructura de la población del país, nos llevaría a un escenario de pérdida progresiva de habitantes en las próximas décadas. En concreto, España perderá una décima parte de su población en 40 años.

Así se desprende de un estudio publicado este lunes por el Instituto Nacional de Estadística (INE), que señala que en el año 2022 España contaría con 45,0 millones de habitantes, un 2,5% menos que en 2012. Además, indica que en 2052, la población de España se cifraría en 41,5 millones, un 10,2% menos que en la actualidad.

Por otro lado, en los próximos años España continuaría registrando un paulatino descenso de la natalidad. Así, en 2021 nacerían 375.159 niños, casi un 20% menos que en el último año. Hasta 2031 se registrarían 7,7 millones de nacimientos, un 9% menos que en los últimos 20 años.

El descenso de nacimientos vendría determinado por la propia estructura de la pirámide poblacional, debido a una progresiva reducción del efectivo de mujeres en edad fértil. Por ello, el número de nacidos no volvería a crecer hasta 2030 –una vez superado el efecto que produjo la crisis de natalidad de los años 80 y primeros 90 del pasado siglo sobre la pirámide poblacional femenina–, aunque tornaría a decrecer a partir de 2040.

En cualquier caso, en los próximos 40 años nacerían en España 14,6 millones de niños, un 24% menos que en los últimos 40. Esta evolución de la natalidad se produciría a pesar de que la fecundidad mantuviera la tendencia ligeramente favorable de la última década, lo cual llevaría al número medio de hijos por mujer hasta 1,51 en 20 años y 1,56 en 40, frente a los 1,36 de 2011.

A su vez, con la tendencia actual, la edad media de la maternidad proseguiría su tendencia ascendente hasta alcanzar los 31,5 años en 2051.

La evolución de la curva de tasas de fecundidad por edad de la madre muestra el progresivo desplazamiento de la fecundidad hacia edades más altas (entre 35 y 40 años) compensado, en parte, por tasas más elevadas de fecundidad muy joven (entre 18 y 25 años).

De mantenerse los ritmos actuales de reducción de la incidencia de la mortalidad por edad sobre la población de España, la esperanza de vida al nacimiento alcanzaría los 86,9 años en los varones y los 90,7 años en las mujeres en 2051 (con un incremento de casi ocho y seis años, respectivamente). Eso significa, además, que la diferencia entre la esperanza de vida femenina y masculina se reduciría en dos años hasta entonces.

Por su parte, la esperanza de vida a los 65 años aumentaría a 24,0 en los varones y a 27,3 en las mujeres, casi seis y cinco años más que en la actualidad, respectivamente.

En cualquier caso, una estructura demográfica cada vez más envejecida produciría un continuo crecimiento del número anual de defunciones. Así, en los próximos 40 años morirían en España unos 17,9 millones de personas, un 34% más que en los últimos 40.

Con todo ello, el saldo entre nacimientos y defunciones entraría en una dinámica continuamente decreciente. De hecho, estos resultados ofrecen una perspectiva de crecimiento natural negativo desde 2018, lo cual aceleraría el declive poblacional.

SALDO MIGRATORIO

De acuerdo a las últimas informaciones disponibles, el saldo migratorio sería negativo en el año 2012 en 181.479 personas. En 2011 también fue negativo, en 50.090.

Este saldo es consecuencia de un flujo inmigratorio esperado de 376.696 personas, un 17,7% inferior al año anterior, y de una emigración al extranjero prevista de 558.175 personas, un 9,9% superior a la de 2011.

No obstante, la extensión al futuro de la propensión a migrar hacia y desde España observada hoy supondría una progresiva, pero lenta, recuperación de su saldo migratorio. Por un lado, el flujo inmigratorio que recibiría el país se iría incrementando progresivamente en los próximos años.

En su conjunto, en los próximos 10 años España recibiría unos 3,9 millones de inmigrantes y, en 40 años, el flujo inmigratorio ascendería a 16,7 millones. La mayor parte de la inmigración procedería de la Unión Europea (4,9 millones), si bien el envejecimiento poblacional también esperado en Europa iría reduciendo progresivamente el flujo migratorio comunitario. Sudamérica y África se mantendrían como los otros dos grandes puntos de origen de la inmigración de España (con 3,8 y 3,5 millones, respectivamente), pero los efectos del envejecimiento demográfico de los países sudamericanos a medio plazo harían decrecer la inmigración procedente de los mismos en la última década del mencionado periodo.

Por contra, la inmigración africana experimentaría un continuo crecimiento en los próximos años, al mantenerse como principal foco emisor de población joven.

En cuanto a la emigración, la pérdida progresiva de población en las edades adultas jóvenes tendría como consecuencia que el flujo de salida de personas al extranjero se fuera reduciendo lentamente en el tiempo. No obstante, la prolongación de la propensión actual a emigrar al extranjero llevaría a que 5,2 millones de personas abandonarían España en los próximos 10 años y que en los próximos 40 emigrarían unos 18,1 millones.

Con todo ello, el saldo migratorio de España se iría recuperando paulatinamente en los próximos años, si bien en el conjunto de las próximas cuatro décadas estas tendencias migratorias llevarían a una pérdida neta de población de 1,4 millones de personas.

El estudio del INE muestra también el continuo proceso de envejecimiento al que se enfrenta la estructura demográfica, que se ve acelerado por el descenso de la natalidad y los saldos migratorios negativos.

Los mayores crecimientos de población se concentrarían en las edades avanzadas. Concretamente, en 2052 el grupo de edad de mayores de 64 años se incrementaría en 7,2 millones de personas (un 89%) y pasaría a constituir el 37% de la población total de España. Por el contrario, España perdería 9,9 millones de personas de edades comprendidas entre 16 a 64 años (un 32%) y casi dos millones en el grupo de población de 0 a 15 años (un 26%).

TASA DE DEPENDENCIA

Con todo ello, si las tendencias y comportamientos demográficos actuales se mantuvieran en un futuro, en 2022 la tasa de dependencia se elevaría hasta el 58%, es decir, por cada 10 personas en edad de trabajar, en ese año habría en España casi seis potencialmente inactivas (con menos de 16 años o más de 64).

En 40 años, dicha tasa de dependencia se elevaría al 99%, lo que quiere decir que por cada persona en edad de trabajar prácticamente habría otra que no estaría en edad de hacerlo.

La progresiva disminución del crecimiento natural de la población (diferencia entre nacimientos y defunciones) y un saldo migratorio negativo o muy discreto determinaría que todas las comunidades autónomas perderían población en la próxima década, salvo Baleares, Canarias, Murcia, Andalucía y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla.

(SERVIMEDIA)
19 Nov 2012
JCV/man