Juicio Fago. Los forenses ratifican que los problemas de visión de Mainar no le impedían disparar

HUESCA
SERVIMEDIA

Los médicos forenses Rosa García y Jesús Rodríguez, que intervinieron en la tercera sesión del juicio a Santiago Mainar, celebrada hoy, desarmaron una de las tesis más relevantes esgrimidas por la defensa del acusado: la supuesta imposibilidad de Mainar de efectuar el disparo debido a sus problemas de visión.

Ambos profesionales estimaron que dichas afecciones en ambos ojos, aquejados de cataratas, no eran relevantes a la hora de realizar el disparo, por las características del arma, la distancia de disparo y su buena visibilidad en conjunto.

El análisis ocular realizado al acusado por ambos forenses determina que Mainar en conjunto tenía una buena visibilidad. Tiene los dos ojos afectados por cataratas; del derecho fue operado con anterioridad por esta dolencia, alcanzando en el momento del análisis una visibilidad de 0.9 y en el izquierdo de 0.5.

Esta afección visual producía una descoordinación de planos, la no captación de colores, “pudiendo ver” a esa distancia, ya que el acusado poseía un 90 por ciento de visibilidad, como dijeron ambos forenses.

También corroboraron que con el tipo de arma y la munición utilizadas “no hacía falta apuntar con precisión”. En conjunto tenía una visión agudizada que le permitiría conocer el coche, el entorno y la persona.

MUERTE INMEDIATA

Los forenses también determinaron que la muerte de Miguel Grima fue “inmediata y sin agonía” y que se produjo por el disparo de un arma de largo alcance con una distancia de disparo de entre cinco y siete metros.

Su fallecimiento se debió a las heridas cardíacas, por el impacto en el músculo, una actuación directa del proyectil que además produjo numerosas heridas de importancia, como la lesión hepática, del bazo y la perforación del estómago.

El impacto creó catorce orificios, nueve de entrada. En cuanto a la capacidad de defensa de la víctima, los forenses determinaron de manera tajante que “con un arma larga y a esa distancia fue imposible defenderse”.

Los testimonios periciales de los guardias civiles que realizaron las pruebas oculares en el vehículo determinaron la existencia de ADN en varias partes del vehículo, aunque no fijaron su identidad al no ser personal autorizado.

En cuanto a la manipulación del vehículo para su posterior inspección, dos nuevos agentes afirmaron que el coche de Grima fue custodiado entre los días 15 y 17, sin que ninguna persona ajena al Instituto Armado pudiera acceder al mismo.

(SERVIMEDIA)
18 Nov 2009
MAG/caa