El retraso del diagnóstico del VIH es mayor entre inmigrantes que entre españoles

- Según un estudio que se presentará en el cuarto congreso de Gesida

MADRID
SERVIMEDIA

Los inmigrantes subsaharianos menores de 35 años y los latinoamericanos de menos de 50 sufren un mayor retraso en el diagnóstico del VIH que los pacientes españoles, según revela un estudio epidemiológico que se presentará en el IV Congreso Nacional de Gesida, que se desarrollará en Toledo entre el 27 y el 30 de este mes de noviembre.

El mismo trabajo, realizado con un total de 6.811 pacientes con VIH pertenecientes a 13 de las 17 comunidades autónomas, muestra, sin embargo, un acceso "equitativo" al tratamiento antirretroviral de los pacientes ya diagnosticados y la inexistencia de diferencias "estadísticamente significativas" en cuanto a mortalidad en cada uno de los grupos.

La investigación analiza datos desde 2004 a 2010, relativos a españoles, latinoamericanos y africanos subsaharianos. Concluye que latinoamericanos y africanos subsaharianos con VIH mostraban una progresión más rápida a sida en edades entre los 35 y 50 años, en comparación con los españoles del mismo grupo, si bien esta diferenciación desaparecía cuando se excluía la tuberculosis del análisis.

Este dato, según los expertos, indica que la mayor incidencia de la tuberculosis en estos colectivos es la responsable fundamental de un riesgo más elevado de evolución a sida.

Además, los pacientes de África subsahariana tenían una peor respuesta, tanto inmunológica como virológica (no así los de América Latina), aunque los autores del estudio subrayan, en sus conclusiones, que son necesarios más investigaciones para caracterizar mejor esta menor efectividad y sus causas.

MUJERES INMIGRANTES

Otro estudio entre inmigrantes, específico de mujeres y basado en 26 entrevistas a pacientes con VIH (diez de ellas de África Subsahariana, ocho de Latinoamérica y las otras ocho españolas), señala que las mujeres con VIH venidas de fuera se ven más afectadas por las barreras que perjudican el seguimiento y control de la enfermedad.

Así, el trabajo afirma que la relación con el médico se percibe "con importante desigualdad" y está perturbada por la barrera lingüística. "Las pacientes esperan del profesional que sea un experto, un apoyo emocional y un intérprete del lenguaje científico, algo mucho más difícil cuando existen barreras idiomáticas", sostiene.

Un segundo obstáculo está relacionado con los síntomas, ya que las pacientes asintomáticas se sienten bien, y eso actúa como barrera en todas las mujeres en esa situación, "pero de forma más intensa en las inmigrantes, acostumbradas a una sanidad paliativa". Además, como las mujeres inmigrantes suelen tener trabajos con menos flexibilidad horaria, el control del VIH se ve perjudicado en ellas.

(SERVIMEDIA)
08 Nov 2012
IGA/gja