De estas, un 85% consume drogas habitualmente o lo ha hecho a lo largo de su vida, agregó la ONG, que resaltó como este hecho agrava la “vulnerabilidad y el estigma social” del colectivo de reclusas.

Existen además diferencias entre las presas españolas y las de origen extranjero, pues mientras que las primeras encadenan pequeños hurtos y delitos para sufragar su adicción, muchas reclusas que proceden de otros países han incurrido en el narcotráfico para financiar su viaje migratorio.

Según esta ONG que trabaja con personas drogodependientes en prisión, Las mujeres representan solo el 8% de la población presa total de España, y la inmensa mayoría de ellas llegaron a la cárcel por causas relacionadas con el consumo o el tráfico de estupefacientes.

DIFERENCIAS CON LOS HOMBRES

Las mujeres delinquen mayoritariamente por cuestiones relacionadas con la diferencia de género, tales como “mantener a su familia que cuidan sin ayuda, subsanar unas deudas causadas por el varón o acompañar a una pareja donde él es quien decide y planea el delito”, resaltó.

En líneas generales, una mujer se prostituye o realiza trabajos infracualificados antes que delinquir, agregó la fundación.

Finalmente destacó que el cannabis y los hipnosedantes son las drogas más consumidas en prisión, sin diferencias entre hombres y mujeres.

El alcohol en cambio es porcentualmente más común entre ellas y la heroína, entre los varones.