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La Audiencia Nacional archiva la investigación sobre la desaparición del dirigente etarra “Pertur”

- Al no poder determinar quién fue el responsable

MADRID
SERVIMEDIA

El juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu ha decidido archivar la investigación abierta por la desaparición en 1976 del cabecilla de ETA político-militar, Eduardo Moreno Bergaretxe, alias “Pertur”, tras concluir que es imposible determinar si los responsables fueron elementos relacionados con los servicios policiales españoles o miembros de la propia banda terrorista.

“De lo actuado no se desprenden indicios suficientes como para imputar a persona determinada alguna como responsable de la desaparición”, señala el juez Andreu en el auto de sobreseimiento, que puede ser recurrido ante la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional.

A lo largo de la instrucción de la causa, que ha durado casi cuatro años, el juez de la Audiencia Nacional ha trabajado en dos vías de investigación.

Una de las hipótesis apunta a que “Pertur” podría haber sido secuestrado y asesinado por miembros de la propia ETA, debido al malestar creado en ciertos sectores de la banda después de que el que fuera “número uno” de la rama político-militar se manifestara partidario de apostar por la vía política en lugar de la armada.

La otra línea investigada por el juez se refiere la posibilidad de que “Pertur” hubiese sido asesinado por neofascistas italianos o miembros de organizaciones de extrema derecha a las órdenes de los servicios policiales españoles.

MOMENTO DE LA DESAPARICIÓN

El juez ha podido determinar que Moreno Bergaretxe pasó la noche del 22 al 23 de julio de 1976 en su apartamento de la localidad vasco-francesa de San Juan de Luz. Al día siguiente salió de su domicilio sobre las 9.00 horas para acudir a una cita en el Café Consolation del municipio. Los testigos aseguran que el dirigente de ETA político-militar no llegó a entrar en el establecimiento.

Algunas de las personas interrogadas aseguraron que, sobre las 9.40 horas de ese día, “Pertur” se encontró en San Juan de Luz con el histórico etarra Francisco Múgica Garmendia, “Pakito”, y el también etarra Miguel Ángel Apalategi Aierbe, alias “Apala”, ambos miembros de los “bereziak”, los violentos “comando especiales”, que se habían enfrentado públicamente al cabecilla debido a sus grandes discrepancias sobre el futuro de la banda armada.

El desaparecido habría solicitado a “Apala” y “Pakito” que le llevasen a Behovia en su coche, por lo que supuestamente subió al vehículo. Fue la última vez que se le vio.

DECENAS DE TESTIGOS

A lo largo de los cuatro años de investigación, el magistrado ha interrogado a un total de 16 personas, entre las que destacan el propio “Pakito”, quien reconoció ante el juez Andreu haber subido a su coche a “Pertur” el día de su desaparición, pero dijo que se debió a un “encuentro casual”.

El histórico etarra negó tener ningún tipo de participación en su probable asesinato y aseguró que lo dejó sano y salvo tras cruzar la frontera de Irún.

Andreu, en cambio, no pudo interrogar a “Apala” ya que se desconoce su paradero desde hace casi 30 años.

El que fuera “número dos” de ETA en los años 80 Eugenio Etxebeste, alias “Antxon”, aseguró por su parte en su declaración en la Audiencia Nacional que detrás de la desaparición se encuentran grupos paramilitares como el Batallón Vasco-Español, que habrían sido amparados por los servicios de información españoles.

INVESTIGACIÓN DE ETA

La resolución subraya que la propia dirección etarra realizó una investigación sobre la desaparición, en la que se llegó a tomar declaración a la misma hora a todos los terroristas, quienes debían decir dónde estaban y qué hacían el día en que el dirigente fue visto por última vez.

Otro de los testigos, el miembro de ETA político-militar Juan José Gurrutxaga Aizpurua, explicó ante el juez que si bien esta investigación se centró en un principio en la posibilidad de que “Pertur” hubiese sido secuestrado y asesinado por elementos vinculados a la policía española, la actitud de los “bereziaks” y “algunas insinuaciones” hicieron que finalmente se indagara en la posibilidad de que los responsables habían sido miembros de la propia banda terrorista. Esta investigación interna de ETA se cerró sin que pudiese “formular una acusación concreta”.

CARTA A SU NOVIA

En la causa obra una carta remitida por Moreno Bergaretxe a la que fuera su novia, María Lourdes Auzmendi, el 11 de junio de 1976, 13 días antes de su desaparición. La misiva relata el “clima de tensión” que se vive en el seno de la banda terrorista por culpa de los “bereziaks” a los que tilda de “bestias” y de los que dicen que han entrado en “una dinámica que tiende a eliminar a rivales políticos”.

Auzmendi reveló en su comparencia en la Audiencia Nacional que en una ocasión pudo hablar con un exmiembro de ETA que había coincidido con “Apala” en Nicaragua y que le relató que el etarra se jactaba de haber secuestrado y asesinado a “Pertur”.

De hecho, dos miembros de la línea dura de ETA secuestraron a “Pertur” para que no pudiese asistir a una asamblea celebrada por la organización terrorista en el mes de mayo de 1976. El dirigente fue finalmente liberado cuando la mayoría de los asistentes reclamó su presencia.

REUNIÓN CON FRAGA

“Antxon” explicó ante el juez de que este pequeño secuestro tuvo lugar después de que la dirección etarra se enterase de que la Oficina Política, bajo la responsabilidad de Moreno Bergaretxe, había empezado a mantener contactos secretos y esporádicos con el Gobierno español, llegando a reunirse con personas como Manuel Fraga.

El objetivo del secuestro era que “Pertur” diese explicaciones y decidir sobre “la gravedad o no gravedad de lo que se estaba produciendo”.

NEOFASCISTAS ITALIANOS

Andreu se desplazó asimismo a Roma en marzo de 2010 para interrogar a cuatro neofascistas. De ellos, solo Ángel Izzo reconoció haber tenido contacto con dos grupos “anti-ETA”, uno formado por italianos y otro por franceses, portugueses y croatas.

Este segundo grupo tenía una “casa de campo” en Barcelona en la que torturaban a las personas, entre ellos etarras, que secuestraban en el sur de Francia

Izzo aseguró que este grupo recibía órdenes de la policía española.

A pesar de todas estas diligencias, Andreu no ha encontrado pruebas suficientes como para decantarse por una de las líneas de investigación.

“Pese al decidido empeño de la familia de Eduardo Moreno para llegar a esclarecer las circunstancias que derivaron en la desaparición, no es posible establecer una línea argumental que se base en fundados indicios sobre qué sucedió”, señala el auto de archivo.

(SERVIMEDIA)
21 Sep 2012
DCD