En la sesión de control al Gobierno en el Congreso de los Diputados, el líder socialista preguntó al presidente si tiene un plan para superar la crisis, y Rajoy le respondió que sí: recuperar el crecimiento y el empleo, y los instrumentos son la reducción del déficit, las reformas estructurales y la reestructuración del sistema financiero.

Rubalcaba le recordó que el pasado miércoles le preguntó por la manifestación de la Diada en Barcelona, “que no era un lío ni una algarabía, sino la expresión de un problema político” que requiere diálogo, y esta vez le preguntó por la manifestación del sábado en Madrid contra los recortes del Gobierno.

Miles de personas “dijeron no a su política”, relató el líder socialista, y la respuesta del PP fue “entre paternalista y despreciativa”, una frase de Dolores de Cospedal convencida de que incluso los descontentos “agradecerán” la gestión del Gobierno.

“Pienso y no encuentro quién se lo puede agradecer”, respondió Rubalcaba, porque ni los trabajadores sin protección, ni quienes han perdido la prestación por desempleo, ni los dependientes, ni los estudiantes sin beca, ni los padres que pagan por cuadernos el mismo IVA que por un yate de lujo, ni las mujeres que temen un retroceso de treinta años en sus derechos, ni los pensionistas que han perdido poder adquisitivo tienen “nada que agradecerle”.

Después de nueve meses de gestión, concluyó, los ciudadanos han confirmado que el PP es un partido “antisocial”, y quienes creían otra cosa se han dado cuenta de que además “son unos pésimos gestores económicos”, porque sus medidas son “tan injustas como ineficaces”.

Ahora muchos ciudadanos tienen la “sospecha de que usted no sabe dónde va” y además “la convicción de que por ese camino por el que les lleva, de ninguna manera quieren seguir”.

Rajoy respondió que su plan se reduce a “afrontar la herencia que ustedes nos dejaron” y para ello había dos opciones: o seguir con las políticas “con las que ustedes nos han traído hasta aquí” o cambiar de políticas, “y eso es lo que hemos hecho”.

Insistió en los tres pilares de su programa económico, reducción del déficit, reformas estructurales y reestructuración del sistema financiero. “Comprendo que no le guste”, dijo a Rubalcaba, pero es evidente que la salida estaba en “hacer una política distinta a la suya”.

Son decisiones “difíciles, complicadas, hay que tener coraje para tomarlas” pero sólo así se recuperará la senda del crecimiento y el empleo, insistió el presidente.

Igual que él entiende que al PSOE no le gusten esas políticas, pidió a los socialistas que entiendan que sus propuestas no se pueden aplicar porque son “las que han traído a España hasta aquí”, y aseguró que sus medidas “tardarán” en tener efectos pero “dentro de poco” volverá a haber crecimiento y empleo.