“Somos adictos al móvil, sobre todo los jóvenes, lo admitimos a regañadientes y no reconocemos las consecuencias negativas que conlleva esta nueva dependencia”, según revelan los datos del estudio ‘Control de Movilemia’ realizado por CPP entre universitarios con el fin de concienciarles sobre un uso más responsable.

Según uno de los investigadores del estudio, “en la encuesta ya vimos que un tercio de la población se lo lleva siempre al baño, que dos tercios lo dejan encendido en el coche, que el 80% no se despega de él para comer y que el 75% no lo desconecta en un momento íntimo con su pareja, pero queríamos saber si la gente es consciente de los riesgos que conlleva este uso excesivo, sobre todo cuando no puedas usarlo porque te hayas quedado sin él”.

El estudio, diseñado junto al psicólogo experto en adicciones José Antonio Molina del Peral, se realizó para detectar si existe adicción evaluando variables como la tolerancia, pérdida de control, interferencia en aspectos de la vida diaria y abstinencia.

Según Molina del Peral, la mayoría admitió usar el móvil “para todo” (68%), tenerlo encendido las 24 horas del día (78%), no poder pasar más de media hora sin mirarlo (61%), acabar pasando más tiempo con él del que tenían previsto (78%) y considerarlo algo totalmente imprescindible (60%).

Pese a esto, tan solo el 16% admitió que interfería en aspectos de su vida diaria y que acababan desatendiendo sus obligaciones o sus relaciones con amigos o familiares, lo cual contrasta con la omnipresencia del móvil declarada por los jóvenes.

Para los responsables del estudio, existen síntomas que hacen pensar en que algunas personas estén en fase de negación. Además, casi la mitad de los jóvenes (43%) aseguró encontrar dificultades para no usar el móvil en lugares donde está prohibido, como el cine o el coche, delatando un uso compulsivo del dispositivo.

“Queríamos analizar qué pasaría si no pudiesen utilizar el dispositivo por cualquier razón así que, al comienzo del Control de Movilemia, se sugería a los jóvenes que para continuar con el análisis debían apagar el móvil el resto del día. Más tarde, a mitad del test, se les preguntó si sentirían inquietud o nerviosismo al no poder usar el móvil durante seis horas", explicó.

Sólo el 21% admitió que les pondría un poco nerviosos y tan sólo el 9% que bastante nerviosos. Sin embargo, cuando de forma casual les decíamos al finalizar las pruebas que no hacía falta que apagasen el móvil, les preguntamos si esa sugerencia les había generado algún tipo de ansiedad o stress, el 45% admitió que un poco y el 18% que bastante, justo el doble.