La actividad de la planta nuclear generó 190,7 millones de euros en 2011 de manera directa a lo que, si se suma los efectos indirectos de la actividad de la central derivados de la repercusión sobre todo el tejido productivo de la zona de influencia, la cifra asciende a 279 millones.

Según datos facilitados por Nuclenor, la empresa propietaria de la central, la repercusión fiscal del impacto generado por la actividad de la planta se cifró en 2011 en unos 75 millones de euros.

Respecto al coste, mantener la operación en la central diez años mas supone unas inversiones adicionales de unos 150 millones de euros.

Barajando la posibilidad de sustituir la planta de Garona por una central de ciclo combinado, ésta supondría un coste extra cada diez anos de unos 1.100 millones de euros para el sistema eléctrico español por desplazamiento de la oferta, así como el pago de unos 1.600 millones de euros por la importación de gas en lugar de uranio.

La central de Santa María de Garoña tiene previsto su cese de actividad el próximo 6 de julio después de que el pasado 5 de septiembre la empresa propietaria no pidiera al Ministerio su deseo de renovar la gestión y mantener la explotación hasta 2019, como le autorizaba el Consejo de Seguridad Nuclear y el propio Ejecutivo.

Dentro de la actualización continua de la central, Nuclenor invertía anualmente un promedio de 14 millones de euros, según datos de la propia empresa.

Desde finales de los ochenta se han invertido un total de 413 millones de euros en modernización, puesta al día y actualización tecnológica de la central. En el periodo 2001 y 2011 Nuclenor ha realizado inversiones en la planta por un importe superior a los 166 millones de euros.