Ante el delicado estado de salud del preso, al que se le otorgó el tercer grado penitenciario el pasado 17 de agosto por encontrarse enfermo de cáncer en la prisión de Zaballa (Álava), el juez de vigilancia penitenciaria advierte a Bolinaga de que el permiso puede ser revocado en cualquier momento si se produce un "incumplimiento injustificado" de las condiciones.

El etarra tendrá prohibido acercarse al domicilio o al lugar de trabajo de las víctimas de sus delitos, entre los que se encuentra José Antonio Ortega Lara, o sus familiares directos.

Tampoco podrá "participar de forma activa o pasiva en manifestaciones públicas de enaltecimiento o legitimación de la violencia, especialmente de la banda terrorista ETA y/o hacer declaraciones de esa naturaleza, así como las que conlleven desprecio o desconsideración de las víctimas del terrorismo o pudieran ofender sus sentimientos".

Bolinaga tendrá prohibido "ausentarse sin previa autorización" de la localidad en la que fije su residencia sin la pertinente autoridad judicial y deberá presentarse "mensualmente" en los Servicios Sociales externos del Centro Penitenciario de San Sebastián. En caso de que su estado de salud o el tratamiento médico por el cáncer sufra cambios, deberá comunicarlo obligatoriamente.

LA FISCALÍA, EN CONTRA

La Fiscalía de la Audiencia Nacional se había mostrado en contra de la puesta en libertad de Uribetxeberria Bolinaga, al entender que existen medios suficientes para que el terrorista pueda recibir dentro de prisión el tratamiento que necesita contra el cáncer.

Sin embargo, el juez de vigilancia penitenciaria permite que salga y recuerda que los presos enfermos que estén "muy graves con padecimientos incurables" merecen un tratamiento especial, lo que motivó que se le diera el tercer grado que ahora facilita su puesta en libertad.

El juez recoge que Uribetxeberria padece "metástasis cerebrales" fruto de un tumor primario de origen desconocido y subraya que los informes médicos auguran que le quedan "entre seis y doce meses" de vida, aunque "no se encuentra en fase terminal" todavía. Sin embargo, alega que no es necesario llegar a un "estado preagónico" para beneficiarse de una libertad condicional.

Aunque la Fiscalía aducía que el interno podría continuar con el tratamiento médico dentro de prisión, el magistrado asume la tesis de los servicios del centro penitenciario y pone de manifiesto las "dificultades de atender la complejidad de un tratamiento oncológico como el pautado en la enfemería" de la cárcel.

Además, recuerda a la Fiscalía que la concesión del tercer grado y la consiguiente libertad condicional está sujeta a "reglas de conducta" y, por lo tanto, "no es un supuesto de excarcelación total". Prueba de ello es que no podrá salir de la localidad donde resida sin permiso de la autoridad.

El juez no tiene en cuenta, en este caso, las escasas muestras del terrorista de arrepentirse de sus delitos y de querer insertarse en la sociedad. Dado que padece un cáncer "grave e incurable", cree que no se puede pretender que se inserte socialmente "alquien que va a ser excluido de la sociedad por causas biológicas".

Como fundamentos para la concesión de la libertad condicional, apunta que los "principios de humanidad y derecho a la dignidad de las personas tienen que predominar sobre cualquier otra consideración legal".

Además, establece "junto al derecho a la vida, el derecho a una muerte digna" y aduce que "el último periodo de la vida de un ser humano es el más difícil de afrontar físicamente y psíquicamente" porque hacen falta "unas condiciones emocionales, materiales y personales que son incompatibles con la situación de la reclusión".

La concesión de la libertad condicional "no será ejecutiva hasta tanto gane firmeza", por lo que Uribetxeberria no podrá salir de prisión hasta que pasen los cinco días que tiene la Fiscalía para presentar recurso de apelación. Si lo formaliza y pide revisar la decisión, habrá que esperar a la resolución final para que Bolinaga pueda abandonar la cárcel.