El suceso tuvo lugar en la madrugada del 26 de junio de 1992, cuando una veintena de vecinos de Fraga se desplazaron hasta un parque conocido como la Pinada, donde solían dormir al aire libre algunos de los numerosos inmigrantes que acuden a la localidad en busca de trabajo en la recolección de la fruta.

La vista oral comenzó con la petición de los abogados e la defensa de que se declare la nulidad de la mayoría de las pruebas presentadas, al entender que se han instruído sin las debidas garantías procesales.

Los procesados admitieron que en la última semana de junio de 1992 se concentraron en un bar de la localidad para desalojar a los inmigrantes magrebíes que dormían en huertas y casetas de las inmediciones de Fraga.

Declararon que el grupo se montó en una furgoneta y varios turismos cargados con bates de béisbol y otros objetos contundentes. Priero fueron a una huerta próxima, donde creían que habría algún magrebí, pero al estar el lugar vacío se dirigieron al parque de La Pinada.

Los acusados confirmaron que, una vez allí, la agresión tuvo dos episodios diferenciados, el primero en el mismo parque y otro en una caseta próxima, en la que encontraron a un grupo de magrebíes durmiendo bajo unas mesas.

Los procesados aseguraron que en la agresión participaron bastantes personas más de las que se sientan en el banquillo y que los hechos se abrían producido tarde o temprano debido al clima enrarecido que había creado en Fraga la presencia de inmigrantes y el aumento paulatino de los pequeños delitos, achacados a este colectivo.

En las puertas de la Audiencia Provincial quedaron hoy más de un centenar de personas sin poder entrar a la sala donde se celebraba la vista oral. Junto a los procesados estuvieron los familiares y amigos. Asimismo, al juicio asistieron integrantes de colectivos de apoyo a los inmigrantes.

Los hechos que se jzgan provocaron un auténtico cisma en la sociedad fragatina y culminaron con la dimisión de todo el Ayuntamiento, con su alcalde a la cabeza.