La temida “muerte del alma”, la peor de las consecuencias derivada de la realización de rituales de vudú, era la amenaza que empleaban los miembros de la banda para anular la libertad y capacidad de decisión de sus víctimas. De este modo, las controlaban y obligaban a prostituirse y saldar la deuda contraída con la organización por los costes del viaje.

Según informó la Policía en nota de prensa, las mujeres eran captadas en Nigeria por una compatriota que les asesoraba sobre cómo conseguir la documentación para viajar a España y trabajar. Cuando aterrizaban en territorio nacional, otros dos miembros de la banda se encargaban de recibir a las viajeras y, tras una primera acogida, procedían a su explotación sexual tanto en calles, como en polígonos industriales de distintas ciudades españolas.

Fue precisamente la mujer que acompañaba a las jóvenes durante el proceso de tramitación del pasaporte la que desató las sospechas de la policía nigeriana. Sus frecuentes visitas a la oficina pusieron sobre aviso a los agentes que finalmente acabaron deteniéndola.

En este sentido, la información recibida por la Comisaría General de Extranjería y Fronteras del Agregado de Interior de la Embajada de España en Nigeria alertó a la Policía Nacional de la existencia de la organización. Las pesquisas posteriores condujeron a la detención de nueve personas más, cinco en Málaga y cuatro en Barcelona.

Ésta no era la única actividad delictiva de la banda. Los detenidos también se dedicaban a la falsificación documental, matrimonios de conveniencia y simulación de contratos laborales. En el transcurso de la operación los investigadores procedieron al registro domiciliario de tres viviendas donde se incautaron de diversos equipos informáticos, 2.200 euros en metálico, varios pasaportes y certificados del estado civil nigerianos falsos, así como contratos de trabajo falsificados, terminales telefónicos y material para la realización de los rituales.