Según informó la Dirección General de la Policía, Diego C.P., de pequeña estatura, complexión gruesa y pelo canoso, aprovechaba su aspecto de persona de edad avanzada para no levantar sospechas entre los trabajadores de las sucursales bancarias que atracaba. Aunque quizás su rasgo más distintivo era la gorra de España con la que siempre iba ataviado a la hora de cometer los robos.

Una vez en el interior del establecimiento intimidaba a los empleados con un arma de fuego, se apoderaba del dinero en efectivo y encerraba a los trabajadores bajo llave para asegurarse su huida. Utilizaba un guante para obstaculizar la puerta e impedir su bloqueo y tras conseguir el botín emprendía la fuga a pie.

La Policía comenzó la investigación el pasado mes de mayo a raíz de un atraco cometido en la localidad madrileña de Leganés. A este golpe le sucedieron otros dos perpetrados en el mismo mes. Entre todos estos delitos, obtuvo un botín de 10.000 euros.

Finalmente fue arrestado cuando salía de su domicilio caracterizado con su particular uniforme y dispuesto a cometer un cuarto robo. Diego C. ha sido puesto ya a disposición de la autoridad judicial, que ha ordenado su ingreso en prisión.