Rajoy acudió a la madrileña localidad de Navacerrada para clausurar la novena edición del Campus FAES, los cursos de verano de la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales. Desde que Aznar ideó estos encuentros en 2004, el líder del PP siempre se encarga de poner el broche con el discurso de cierre.

Esta vez parecía que lo de menos para Rajoy y Aznar era la conferencia final del Campus FAES, pues transmitieron la sensación de que tenían mayor interés en hablar entre ellos e intercambiar impresiones.

Los dos dirigentes estuvieron pegados el uno al otro en todo momento y dieron muestras de haber recuperado el entendimiento entre ellos que hubo tiempo atrás y que parecieron perder durante un largo periodo de la pasada legislatura.

Fuentes próximas a los presidentes aseguraron a Servimedia que el entendimiento entre los dos es total, aunque ahora no tienen tantas oportunidades de verse y de hablar como antes por las ocupaciones gubernamentales de Mariano Rajoy y sus constantes viajes internacionales.

50 MINUTOS DE CHARLA

Lo cierto es que este sábado mantuvieron cerca de 50 minutos de amistosa e íntima conversación, con la alcaldesa de Madrid y esposa de Aznar, Ana Botella, como único testigo.

El presidente de FAES recibió a Rajoy a las puertas del Hotel Los Robles de Navacerrada, donde se saludaron cariñosamente delante de los fotógrafos oficiales. Después, entraron en la sala de invitados y compartieron una distendida conversación durante más de media ahora.

A continuación, los dos juntos salieron al jardín, donde más de una decena de cámaras y fotógrafos de los medios de comunicación aguardaban al presidente del Gobierno y al presidente de FAES. Posaron para la prensa y se sentaron alrededor de una pequeña mesa que la organización había situado en medio del césped.

Rajoy y Aznar demostraron ahí que otra vez vuelven a entenderse, pues seguían charlando con naturalidad. La imagen contrastaba con las de años anteriores, especialmente en 2008, cuando el líder del PP acababa de ser reelegido como presidente del partido a pesar de las discrepancias internas de un destacado sector, con el que Aznar simpatizaba bastante.

Cuando los dos políticos se encontraron a las pocas semanas en Navacerrada, casi no intercambiaron palabra. En esta ocasión, fue al revés, ya que no paraban de hablar y ofrecían muestras de sentirse muy cómodos juntos. Tanto es así que la organización tuvo que recordarles que en la sala de actos esperaba todo el público para la clausura, que acumulaba más de media hora de retraso.

Al presentar la conferencia de Rajoy, Aznar expresó su satisfacción por recibirle como presidente del Gobierno después de ocho ediciones en la oposición, en los que cree que se cumplió "la máxima de que todo es susceptible de mejorar".

Aznar afirmó sentir "gran alegría, gran satisfacción y gran honor" de tener junto a él a Rajoy, a quien hace un año pronosticó que regresaría en 2012 como presidente del Gobierno de todos los españoles.

Terminado el acto, los dos mandatarios se levantaron pero ninguno hizo intención de marcharse. Al revés, se quedaron de pie junto a las sillas hablando a la vista de todo el mundo durante más de 15 minutos en compañía de la alcaldesa de Madrid, Ana Botella. Una vez más, estaban relajados e intercambiando ideas e impresiones.

Después, Rajoy firmó algunos autógrafos y se fotografió con muchos de los alumnos que asistían a la clausura del Campus FAES. Aznar le acompañó hasta la puerta del hotel y delante del coche oficial se volvieron a detener durante unos minutos para cambiar unas últimas palabras, antes de regresar a sus casas.