"La prostitución en la ciudad de Zaragoza" es el tema que obtuvo el I Premio de Investigación del Ayuntamiento de Zaragoza de 1991. Sus autores, Pedro Garcés y Antonio Segui, trata el esteorotipo del cliente, la evolución en el concepto de la prostitución, tarifas, sida y zonas concretas de prostitución en la capital aragonesa.

Según Pedro Garcés, "las causas económicas son las que condicionan o mueve a una mujer a ejercer la prostitución. Luego existen motivos familiares, de drogodependencia", en tanto que hay un pequeño porcentaje de casos que se prostituyen por inducción y coacción.

Garcés indicó además que se han encontrado con frases concretas de mujeres que les han dicho: "Yo estoy en la prostitución porque mi marido y yo nos hemos comprado un coche", un ejemplo de lo que se ha dado en denominar prostitutas ocasionales, separadas y divorciadas con cargas familiares e incluso estudiantes univrsitarias, "que pueden llegar a cobrar entre 150.000 y 200.000 pesetas por noche".

Las prostitutas se reparten en tres zonas concretas: en el Casco Viejo, donde cobran entre 500 y 3.000 pesetas; una zona intermedia alrededor de la calle San Antonio María Claret, con tarifas fijadas entre 5.000 y 10.000 pesetas de tarifa, y en la zona centro, donde cobran de 10.000 pesetas en adelante.

Del estudio se desprende que ha disminuido el número de clientes, que la edad media de éstos ronda los 35 años y uscan otro tipo de prácticas sexuales que se presume que no realizan con su pareja.

Pilar Maldonado, jefe de la Sección de la Mujer del Ayuntamiento, destacó la gran dependencia, ya no económica, sino afectiva, de muchas mujeres prostitutas ante los hombres y el consumismo terrible de vestuario y productos de belleza para mantener una nueva imagen.

Emilio Alfaro, concejal de Acción Social, aludió por su parte a la dificultad de esas mujeres para abandonar el ámbito de la prostitución una vez que ejan de ejercer, ambiente que, en su opinión, nunca dejan del todo.