Así lo defendió en declaraciones a Servimedia tras el anuncio realizado por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de que el Ejecutivo adoptará “medidas” para “controlar” el precio de los test de antígenos y en las que dijo que la entidad valora “positivamente” el hecho de que, “por fin”, si bien “un poco tarde”, el Gobierno “decida emprender alguna acción, puesto que se está mercantilizando y se está haciendo negocio con los test”.

Izverniceanu se mostró convencida de que los importes alcanzados en vísperas de la Navidad y a lo largo de la misma “están fuera totalmente de sentido” y de que “lo mejor y lo ideal” es que estos test se realicen en un centro médico y sean interpretados por un profesional sanitario, si bien, “como mal menor” ante la situación actual de “desbordamiento” del sistema, aceptó su venta en farmacias y estimó que, “por supuesto, tiene que ponerse un coto claro al precio”.

TEST GRATUITOS

En este punto, insistió en que este tipo de pruebas tendrían que ser gratuitas, dado que sirven para detectar una enfermedad que debería “diagnosticar y tratar un técnico, un experto, un médico o, al menos, una enfermera”. “Visto que eso no puede ser así, por las grandes colas y afluencia que hay en los centros de primaria, como medida alternativa, si se tienen que comprar en farmacia el precio tiene que controlarse”, abundó, para, a continuación, puntualizar que la responsabilidad de “frenar la transmisión” del virus “no puede recaer en el bolsillo del usuario”.

“No tiene ningún sentido”, agregó, para advertir de que, “mientras que no sean gratuitas, se va a seguir especulando” con estas pruebas y reconocer que “quizás se está haciendo un uso de ellas un poco excesivo y frívolo a veces".

La directora de Comunicación y Relaciones Institucionales de OCU recordó que, desde que se puso en funcionamiento el pasaporte covid Europeo, la organización, al igual que las asociaciones de consumidores europeas con las que trabaja, la italiana, la portuguesa y la belga, siempre ha reclamado que, “en general”, los test tenían que ser gratuitos.

Por esta razón, incidió en que, “al menos”, establecer un precio “fijo mínimo”, al igual que ocurrió con las mascarillas, “puede ayudar, pero es un poco tarde”.