Martínez explicó que “es claro que el modelo productivo que este proyecto propugna no se apoya en la economía del conocimiento y tampoco genera actividad económica de excelencia y con valor añadido” y destacó que “invertimos nuestros impuestos en un modelo productivo que no precisa de puestos de trabajo de alta cualificación, en una realidad instigadora del abandono escolar como ya, por otra parte, ha sido observado en Macao”.

Asimismo, rechazó que “entre el listado de exigencias que Adelson ha puesto sobre la mesa de los políticos subasteros destaca la limitación de las medidas de redistribución de la riqueza que este negocio pueda generar a través de exenciones fiscales”.

“Este tipo de proyectos de ocio llevan asociadas una serie de gastos tanto en forma de infraestructuras como en forma de consecuencias sociales negativas (inseguridad, explotación sexual, etc.), cuyos costes son asumidos por la colectividad”, afirmó Martínez.