Medio millón de personas mueren al año por 'enfermedades olvidadas' que se podrían curar

- MSF pide "más voluntad y fondos" a gobiernos y farmacéuticas para evitarlo

MADRID
SERVIMEDIA

Las 17 enfermedades “tropicales olvidadas”, así catalogadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), causan alrededor de medio millón de muertes al año, según el último informe 'Contra el olvido' de Médicos sin Fronteras, presentado este miércoles en Madrid.

En rueda de prensa, el director general de esta ONG en España, Joan Tubau, explicó que se trata, además, de las patologías "de los olvidados”, que afectan a “la población más vulnerable de zonas remotas en países muy pobres, muchas veces en zonas en conflicto, donde son endémicas”.

El informe se centra en “las tres más olvidadas de todas”: La 'enfermedad del sueño’ o tripanosis humana africana (endémica en República Centroafricana, Congo, Chad y Sudán, mortal en el 100% de los casos y de cuya incidencia ni siquiera hay estadísticas fiables); el llamado 'mal de chagas' o tripanosomiasis americana (prima hermana de la anterior pero endémica en ciertos países de América, causa la muerte por fallos cardíacos en el 30% de los casos y en otro 10% provoca graves lesiones en el aparato digestivo que deben intervenirse), y 'calazar' o leishmaniasis visceral (con más de 250.000 infectados al año, está presente en Brasil, Etiopía y sobre todo en India, Bangladesh y Nepal).

“Lo indignante es que, aunque de una forma u otra estas enfermedades suelen llevar a la muerte, con los medios adecuados se pueden tratar y curar”, declaró Tubau, quien sintetizó los principales problemas a la hora de abordar dichas epidemias.

“Diagnósticos difíciles y lentos, medicamentos antiguos y con un alto índice de resistencia, tratamientos largos y complejos y estrategias no adaptadas a los sistemas de salud que han de soportarlas” son los principales problemas para reducir la incidencia de estas enfermedades, señaló.

Como ejemplos, Tubau destacó que de los 1.600 medicamentos desarrollados en los últimos 30 años, solo 17 estaban dirigidos a dichas patologías, o que las medicinas para la 'enfermedad del sueño' son las mismas que las empleadas en los años veinte. “Esto prueba la falta de voluntad política de los gobiernos y la escasez de inversiones por parte de estados y farmacéuticas”, criticó Tubau.

En la actualidad, curar a alguien de la enfermedad del sueño supone “ir a buscarlo a su poblado, realizar costosas pruebas de diagnóstico que en el estadio más avanzado implican punciones lumbares, hospitalizarlo “en muchas zonas donde ni siquiera hay electricidad” y volver a buscarlo para verificar a los 6, 12 y 18 meses siguientes que el tratamiento ha tenido éxito.

Tubau hizo así una llamada a “estados afectados, países ricos, comunidad científica, compañías farmacéuticas, otras ONG y grandes donantes para mantener y reforzar la inversión en I+D, suministrar medicamentos a precios asequibles y ampliar la cobertura del tratamiento a más afectados”.

LA AYUDA, IMPRESCINDIBLE

Según Tubau, todos los programas para afrontar estas enfermedades funcionan con fondos públicos (de la OMS y los estados) o con aportaciones privadas de donantes.

“La lógica de las farmacéuticas para mantener una producción, distribución y comercialización similares a la de las demás medicinas no funciona, ya que estos pacientes simplemente no pueden pagar”, recalcó.

De ahí que calificara como “muy mala noticia” la reducción del 50% en el presupuesto de la cooperación al desarrollo.

Con todo, advirtió de que “la aplicación de criterios distintos a la acción humanitaria a la hora de repartir lo poco que queda puede ser todavía peor que los recortes”, y alertó contra “las soluciones facilonas”.

La ayuda al desarrollo y la acción humanitaria deben destinarse a los más vulnerables y no regirse por intereses ajenos, “perfectamente legítimos para las relaciones exteriores de España, pero que no tienen que ver con un análisis objetivo de la pobreza”, concluyó.

Como nota positiva, la especialista en enfermedades tropicales de MSF Nines Lima manifestó su entusiasmo porque “están apareciendo unas pocas moléculas que pueden tener resultados para simplificar los tratamientos y diagnósticos, aunque no lo sabremos hasta dentro de cuatro años".

(SERVIMEDIA)
13 Jun 2012
AGQ/gja