Preguntado en rueda de prensa sobre esta medida y sobre los datos que maneja el Centro de Control de Enfermedades (CDC) estadounidense sobre que la mayoría de los contagios se producen dos días antes de la aparición de los síntomas y hasta tres días después con la variante ómicron, Mahamud afirmó que “posiblemente, el CDC tiene más datos que nosotros”.

Mientras tanto, la OMS “sigue reuniendo evidencias y estudiando las investigaciones que nos van llegando” sobre ómicron, declaró.

Según Mahamud, “cada Gobierno debe encontrar el equilibrio entre las medidas de confinamiento y de control social y el impacto que estas causan en la vida de sus habitantes, su economía, sus sistemas sanitario y educativo, etc.”.

Además, prosiguió, “cada Estado, cada región, tienen distintos niveles de incidencia y de vacunación”, sistemas de salud más o menos resistentes, diferentes capacidades diagnósticas… En función de todos estos factores, “los Gobiernos tratan de buscar el mejor equilibrio”. “Las medidas que la OMS propone son globales y luego cada país las adapta a su realidad”, indicó.

Puso como ejemplo la decisión que tomaron muchos Estados de reducir de 14 a 10 días las cuarentenas para los positivos.

Eso sí, insistió en ser prudentes y “proteger a los grupos más vulnerables” porque aún no hay evidencia sobre el impacto de ómicron en todos los grupos de edad.

En la misma idea insistió el director ejecutivo de Emergencias de la OMS, Michael Ryan, tras destacar que “ómicron parece afectar más a los menores de 60 años, mientras que Delta está mucho más extendida” en este rango de edad. “Parece que Omicron es más leve y más contagiosa, pero podría no serlo”, comentó.

"También podría depender de la edad”, sostuvo, avanzando la posibilidad de que “también el tiempo de incubación” varíe en función de este factor.

Además, aunque los estudios señalan unos cinco días de media, “hay un gran rango de casos por encima y por debajo”, agregó Ryan. Por todo ello, recomendó no “pegar cambios bruscos de estrategia y esperar a disponer de más datos”.

En otro orden de cosas, Ryan defendió la utilidad de los test de antígenos para diagnosticar la variante ómicron de la covid-19.

“Es verdad que la ventana de tiempo (en que son efectivos) es menor que la de las PCR”, admitió, pero “es suficiente y, dada su disponibilidad y rapidez, los test son un instrumento que consideramos perfectamente válido”.