En el discurso que pronunció ante la Eurocámara para conmemorar el Día de Europa, Schulz apuntó que, aunque la estabilidad presupuestaria está "fuera de dudas" por pura justicia intergeneracional, hace falta impulsar el crecimiento, y que nadie lo precisa más que los jóvenes, que pueden convertirse en "una generación perdida".

En este contexto, dijo que todos los jóvenes que se encontró en España en su última visita, algunos con varias carreras e idiomas, estaban en paro, y que "no son responsables de esta crisis, pero están pagando el precio". Incluso, citó a una chica en concreto que le preguntó si, después de inyectarse miles de millones de euros en el sistema financiero, no habría un millón para ellos.

El presidente de la Eurocámara arrancó su discurso remontándose a los orígenes de la UE y ensalzó la creación de "una organización sin parangón" donde "los enemigos se hicieron amigos", se construyó "el sistema social más progresivo y la mejor asistencia sanitaria" y se logró aunar paz, prosperidad y solidaridad.

"Esto es único en el mundo", presumió, antes de dejar caer una serie de frases que podrían tener traducción a nuestra época, recordando que el embrión de la UE no quiso "condenar para siempre a los culpables, sino integrarles y perdonarles" y que rechazó el proteccionismo para apostar por la "compenetración, no ir cada uno por libre sino todos juntos".

El presidente de la Eurocámara se preguntó como, estando ahora la situación mejor que después de la II Guerra Mundial, ahora parece más difícil la unión y más atractivo replegarse en el "nacionalismo estrecho". Así, lamentó que están avanzando las "fuerzas centrífugas" y se está poniendo en tela de juicio el euro y el espacio Schengen.

Sobre este último, denunció taxativamente que "quien empieza a socava Schengen está socavando los cimientos de la UE", y sobre el euro avisó de que volver a las monedas nacionales "sería desastroso", pues ninguna de ellas podría sobrevivir y ser un actor en el mundo globalizado.