ETA. Sufrir la violencia de ETA puede convertirse en una "enfermedad crónica"

MADRID
SERVIMEDIA

Las personas que han sufrido la violencia de ETA de forma directa en su entorno más próximo ven alterada su salud de forma “significativa” y “persistente”, de manera que las consecuencias del atentado pueden convertirse en una “enfermedad crónica”.

Ésta es una de las conclusiones del libro “La noche de las víctimas”, un estudio elaborado por científicos del País Vasco y que hoy fue presentado en Madrid, en un acto al que asistieron el presidente del Senado, Javier Rojo; el director de Víctimas del Ministerio del Interior, José Manuel Rodríguez Uribes, y la presidenta de la Fundación de Víctimas del Terrorismo, Maite Pagazaurtundua.

El estudio ha sido impulsado por la Fundación Fernando Buesa, cuyo vicepresidente, Jesús Loza, estuvo también presente en el acto de Madrid, junto a Isabel Izarzugaza, una de las autoras de la investigación.

Izarzugaza destacó que los expertos que han participado en este análisis han entrevistado a 36 víctimas directas o familiares de las mismas, así como a 2.007 ciudadanos vascos, a los que se ha preguntado sobre el impacto de la “violencia colectiva” generada por ETA y su entramado.

SECUELAS “DURANTE DÉCADAS”

Sobre las conclusiones del estudio, Izarzugaza señaló que el trabajo que han realizado constata que las personas que han sufrido la violencia de ETA directamente o en su familia tienen unos patrones de salud “significativamente peores” que el resto de la población, de manera que son más susceptibles de sufrir dolencias físicas y psicológicas.

En concreto, la investigación revela que sufrir la violencia etarra puede convertirse en una “enfermedad crónica”, ya que parte de los afectados sufren secuelas “durante décadas”, la primera de las cuales es la pérdida del “equilibrio emocional”. Frente a esto hay víctimas que caen en el “abatimiento”, aunque otras consiguen superar el trauma con mucho esfuerzo.

Como recomendaciones a partir del estudio, Izarzugaza señaló que es “fundamental” reconocer socialmente el dolor de las víctimas, ya que esto les ayuda a superar las consecuencias del atentado. Los expertos señalan que también debe trabajarse por reconstruir los “entornos sociales” de las víctimas y darles mayor atención sanitaria.

Por su parte, Maite Pagazaurtundua destacó que una de las conclusiones que ella ha sacado de esta investigación es que el “poquísimo impacto” que la violencia de ETA tiene socialmente en el País Vasco conlleva una enorme repercusión en las víctimas, que no se sienten por ello acompañadas. Remarcó que el que la sociedad vasca se ponga “de perfil” perjudica la recuperación de las víctimas.

Por su parte, Rodríguez Uribes indicó que lo que personalmente deduce de este estudio es la necesidad de un “apoyo integral” a las víctimas del terrorismo, lo que incluye el reconocimiento social de su dolor.

(SERVIMEDIA)
02 Nov 2009
NBC/caa