En declaraciones realizadas al terminar el encuentro, García-Margallo explicó que había transmitido a los disidentes sirios la pretensión de España de “jugar un papel principal” en la transición democrática siria, por su proximidad, posible influencia mediadora y por el antecedente de un proceso análogo en este país. También reiteró el apoyo de España a todas las acciones de la UE, la Liga Árabe y el enviado especial de Naciones Unidas, Kofi Annan.

El ministro recalcó que el objetivo final de todas estas acciones es el cambio de régimen, pero pidió a los opositores que faciliten “un diálogo inclusivo”, como ya ha reclamado el propio Annan, y que “separen el grano de la paja” excluyendo a las fuerzas extremistas del futuro Gobierno, aclarando quiénes son sus interlocutores legítimos y haciendo “un esfuerzo de coordinación” para unificar la “sopa de letras” que, como en la Transición española, hay actualmente en la oposición siria.

A corto plazo, el objetivo en Siria sería poner en marcha un Gobierno provisional que garantice las libertades fundamentales y, una vez éstas “hayan arraigado y el pueblo se haya acostumbrado a ellas”, convocar unas elecciones democráticas libres. En aras de ese fin, rechazó la idea del cierre de la embajada siria en Madrid, uan reclamación de esta asociación que había hecho suya el PSOE; según García-Margallo, porque este partido “está en la oposición”. El ministro dijo que los representantes sirios le habían pedido apoyo a la oposición pero que “han convenido en esperar antes de tomar una decisión tan drástica”, que “sería prematura” y podría acarrear “perjuicios” al objetivo final de la liberación del pueblo sirio.

Olmar Ali Olmer, que hizo de portavoz de la asociación, concedió que ellos entienden las razones del Ministerio, y se situó “a la espera de ver resultados en la práctica que ayuden a aliviar la situación dramática” que se vive en Siria. Reconoció también que últimamente no se han registrado casos de acoso por parte de la embajada siria en Madrid, pero sí denunció que sus agentes hacen labores de reconocimiento de los manifestantes que se concentran ante la sede, algo que para él “sólo tiene sentido si el fin último es la represión”.