Según informó el Instituto Armado, en las llamadas operaciones “Arrieros” y “Zen” se ha desmantelado dos organizaciones que prostituían a mujeres en la comunidad foral y en la localidad madrileña de Navalcarnero.

En ambos casos se han precintado los locales destinados al ejercicio de la prostitución, en alguno de los cuales, además se han detectado irregularidades en cuanto a las condiciones sanitarias e higiénicas. También se han intervenido diversas cantidades de droga, balanzas de precisión, dinero en metálico y armas.

En la “operación Arrieros”, desarrollada en Navarra, 13 personas han sido detenidas y otras 6 imputadas por integrar una red dedicada a favorecer la inmigración clandestina y la explotación sexual.

Esta red tenía varias ramificaciones, ya que mientras algunos miembros promovían la prostitución, otros se dedicaban al tráfico de drogas y a la organización de matrimonios de conveniencia. Las mujeres eran captadas en Brasil y República Dominicana y trasladadas posteriormente hasta España con falsas promesas de empleo.

CIERRE DE PUERTAS

La banda desarticulada tenía un alto grado de profesionalización, ya que para sacar el máximo rendimiento sexual y laboral a las mujeres y que éstas no fueran expulsadas del país por su situación irregular, llegaban a concertar matrimonios de conveniencia. Los contrayentes eran personas de nacionalidad española a las que pagaban un mínimo de 1.500 euros.

Por otra parte, en la “operación Zen”, se ha detenido a dos personas responsables de varios delitos de explotación sexual, amenazas, detención ilegal y contra el derecho de los trabajadores. Estos delitos se cometían en un club de alterne ubicado en la localidad madrileña de Navalcarnero.

La operación comenzó tras las denuncias interpuestas en el cuartel de la Guardia Civil de Navalcarnero por parte de varias de las víctimas, que trabajaban en un establecimiento de ocio nocturno. Las denunciantes manifestaron que estaban siendo sometidas a amenazas, coacciones, insultos y agresiones por parte del propietario del local.

Las investigaciones permitieron comprobar que los arrestados, llegadas las cinco de la madrugada de cada día, cerraban el establecimiento al público y cortaban el suministro eléctrico. Encerraban con ello a las mujeres en las habitaciones, ya que las puertas quedaban bloqueadas al funcionar con tarjetas electrónicas.