Prado, que presentó en rueda de prensa el Programa de Prevención Escolar de la Agencia Antidroga para el curso 2006-2007, precisó que esta experiencia se puso en marcha a principios del mes de octubre y se lleva a cabo en un centro privado, otro concertado y otro público.

El objetivo de esta iniciativa, según la responsable regional de Consumo, es que jóvenes y padres se conciencien del riesgo que conlleva el uso discriminado de las nuevas tecnologías (Internet, teléfonos móviles, videojuegos, etcétera) y la aparición de nuevas adicciones.

"Es un programa que informa sobre los factores de riesgo, ayuda a comprender las reacciones emocionales y el manejo de la ansiedad, así como a potenciar la toma de decisiones de forma responsable", indicó.

La iniciativa está dirigida a escolares entre 11 y 13 años y a sus padres, a los cuales se les facilita la información y las herramientas necesarias para realizar un uso correcto de las nuevas tecnologías. El número total de alumnos que están participando es de 225, a los que se les imparten 15 cursos de 14 horas.

Esta experiencia concluirá previsiblemente el próximo mes de noviembre, tras lo cual se procederá a su evaluación. En función de los resultados, la Comunidad de Madrid valorará la oportunidad de ampliar su aplicación.

Prado explicó que el conjunto de programas de prevención de las drogodependencias en el ámbito escolar, hasta 16 en el presente curso, se ofertan a todos y cada uno de los centros educativos de la Comunidad de Madrid, públicos, privados o concertados.

El pasado curso 2005-2006, añadió, fueron 651 los centros educativos que solicitaron diferentes programas preventivos y un total de 104.110 los alumnos participantes, así como 1.945 profesores implicados en su desarrollo.

La oferta preventiva de drogas para este curso escolar incluye un programa específico destinado a niños de corta edad, dos para prevenir el consumo de cannabis, otros dos enfocados hacia la prevención de la ingesta de alcohol y otros 11 de carácter universal, con referencia a todas las sustancias.

La viceconsejera destacó la necesidad de programas monográficos, ya que el cannabis es la sustancia de tráfico ilegal más consumida por los adolescentes madrileños y con el alcohol ocurre lo mismo dentro de las de tráfico legal.