Para su diseño, en su funcionamiento y en su definición de espacios se han tenido en cuenta criterios de eficiencia económica y medioambiental, así como de accesibilidad para cualquier tipo de cliente, independientemente de sus capacidades físicas o de edad, según ha explicado Raquel Azcarrraga, directora de Sostenibilidad.

En ella, la entidad financiera ha implementado una reforma integral de las instalaciones, en línea con las llevadas a cabo en el resto de casi toda su red (un 99,5% de sus sucursales), donde se han eliminado las barreras que dificultaban la accesibilidad de las personas con movilidad reducida o discapacidad sensorial, por lo que ha recibido la certificación de acuedo con la norma UNE 170.001.

Asimismo, el personal de la oficina ha recibido formación adecuada para atender las necesidades de los clientes con cualquier discapacidad.

En el ámbito medioambiental, se ha llevado a cabo una medición de la ‘huella de carbono’ de la oficina, controlando al detalle las emisiones de CO2, tanto directas como indirectas e inducidas, producidas por la oficina en su actividad: desde los consumos de energía, agua y materiales, el uso de mobiliario y equipos informáticos, hasta los derivados de los desplazamientos de los empleados, ya sea en misión o en itínere.

A partir de la medición de esas emisiones (13,6 toneladas en 2011) el banco ha implantado medidas de control y ahorro que permitirán minimizar la huella de CO2. El resto de las emisiones generadas han sido compensadas por la entidad mediante la plantación de árboles en el llamado ‘Bosque Bankinter’, en la sierra de Alcaraz.

El objetivo de la entidad financiera para 2020 es ser capaz de neutralizar todas las emisiones, así como extender este modelo al resto de sus 366 oficinas que componen su red comercial.