Martín Morales es uno de los 17 acusados en este juicio que han confesado irregularidades en las adjudicaciones del Ayuntamiento de Boadilla durante la alcaldía de Arturo González Panero, conocido como ‘el Albondiguilla’.

En su declaración, describió a Correa como la persona que "decidía absolutamente todo" y "usaba a las personas a su libre albedrío", asegurándoles que las adjudicaciones fraudulentas contaban con el respaldo “de arriba”, de la dirección del PP. Martín aseguró sentirse “engañado” y explicó que los manejos de Correa sólo perseguían crear una “red clientelar” a la que reclamar devolución de favores.

En relación a García Escudero, el acusado indico que "se me dijo que tenía conocimiento el presidente regional del partido y que tenía que ser así", y que Correa le aseguró haber recibido instrucciones del líder del PP madrileño de que se le adjudicaran obras a la empresa Constructora Hispánica en Boadilla del Monte “en reconocimiento a la financiación de campañas que esta empresa les procuraba”.

Además, Martín Morales, que fue jefe de campaña de los populares en el municipio, ratificó en respuesta a la fiscal que parte de las comisiones cobradas de manera ilegal a los empresarios se destinaron a pagar gastos de campaña del PP de Boadilla de 2003 y 2007.

Explicó que en cuanto asumió el cargo de gerente en la Empresa Municipal del Suelo y la Vivienda (EMSV), Correa se puso en contacto con él y le advirtió de que “se tenía que adjudicar las obras a determinadas empresas bajo la excusa de que ayudaban al partido y de que era conocedor de ello el partido".

Insistió en que Correa era una persona “con muchas influencias dentro del PP" y que mediaba "con las personas que aspiraban a codearse" con los más altos cargos del PP. Usaba su influencia en la organización de actos del PP para invitar a determinadas personas en sitios “VIP” o los presentaba a altos cargos del partido para “conseguir una red clientelar a la que poder acudir para cobrarse esos favores que iba prestando".

Martín Morales se manifestó arrepentido de haber actuado de “correveidile” de Correa y aseguró que ahora se sabe “utilizado” y “engañado”. Insistió en que el cabecilla de la ‘Gürtel’ les presionaba para que hicieran lo que les pedía con el argumento de que sólo así el PP les mantendría en sus puestos.

El acusado se mostró convencido de que la red corrupta pagaba la “actividad interna” del partido, cuya “estructura” había que “mantener viva: Había que organizar comidas, fiestas, viajes, reuniones o alquilar una sede. Mucha actividad preelectoral y también de sostenimiento".