La "fiesta" y la "celebración" por el éxito de un ataque contra tropas extranjeras permitió que todos los insurgentes estuvieran "a la vista, en la calle", según indicaron a Servimedia fuentes diplomáticas estadounidenses en Kabul.

Este hecho, agregaron, fue aprovechado por la fuerza de EEUU y de la Alianza para desplegar una operación que ya tenían planificada.

Dichas fuentes de la Embajada subrayaron que no se trata de una "venganza", sino que se vio que era "el mejor momento" para iniciar esa operación liderada por Estados Unidos, que acabó con más veinte insurgentes muertos en el distrito de Guzara, un buen número de armas destruidas y un inicio de limpieza de un área cercana a la base de Herat.

La operación, que se inició 36 horas después de la muerte del cabo español, tenía como objetivo detener al líder insurgente Gulam Yahya, quien, presuntamente, había ordenado el ataque contra las tropas extranjeras.