El directivo compartió la reflexión durante su intervención en el evento Reset organizado por la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD), donde puso de relieve que la revolución digital y tecnológica está para quedarse a irá a más, forzando además una conversión de los modelos de negocios y actividades.

A título de ejemplo de una eclosión imparable puso a Uber, la compañía de transporte más grande del mundo y sin ningún coche; a Airbnb, el líder en habitaciones para pernoctar sin ningún inmueble u hotel en propiedad, y reparó en que Zoom tardó 7 días en lograr los 100 millones de usuarios que la telefonía captó en 75 años.

La imparable revolución tecnológica que permea a todas las industrias y sectores y que se ha acelerado de la mano de la pandemia de Covid expuso que “tiene muchas capacidades para impulsar el crecimiento” y, al unirse al resto de actores, tendrá “un impacto enorme”.

Con datos de diferentes estudios indicó que hay consenso en que la digitalización puede suponer en España añadir 7 puntos porcentuales al crecimiento del PIB para el año 2030, que las inversiones en 5G se estiman que será un multiplicador de riqueza a través de otras industrias y sectores de “casi el 3%”, que la productividad puede crecer hasta el 9,5% para ese mismo horizonte temporal o que se crearán entre 220.000 y 400.000 puestos nuevos de empleo.

Pero también apuntó que entraña “retos enormes” para el mundo empresarial y la sociedad, ya que el 85% de los trabajos que se demandarán en ese mismo 2030 “probablemente no existen hoy”, quizá el 50% de los actuales resulten automatizados, el 60% de las personas que actualmente trabajan “no tienen formación necesaria para poder entrar en este mundo” y el 40% de las empresas tropiezan con dificultades para encontrar y captar ese talento fuera y “evolucionarlo dentro”.

Para encarar el desafío indicó que “la respuesta es trabajar uno desde la base”. “Tenemos que hacer una formación orientada a la creación de capacidades digitales, desde nuestro centro de formación, colegios, universidades”, y formación profesional, apuntó, indicando que será necesario además “alinear a todos los elementos para conseguir generar ese talento”.

“Las empresas vamos a tener que invertir en formación”, para desarrollar los ‘skill’ en los empleados que no los tengan, y “para fomentar que ese talento aflore, para fomentar que ese talento esté presente, probablemente, vamos a tener que cambiar mucho las formas de trabajo”. “No nos van a valer los modelos actuales. Tenemos que encontrar fórmulas para que ese talento aflore, organizaciones que reconozcan más ese talento a través, probablemente, de modelos ‘agile’ con estructuras mucho más livianas, mucho más planas para que ese talento digital, que nos tiene que entrar en la base y a todos niveles, aflore y forme parte de la cultura de la empresa”, explicó.

Además, expuso que habrá que asumir un compromiso a nivel de sociedad porque “necesitamos a las personas para hacer transformación” y “no podemos dejar a la gente atrás” ni a los empleados actuales ni al resto de la sociedad, sino logar que sean capaces de seguir los cambios. Para que la sociedad siga los cambios indicó que “tenemos que invertir como país”, ya que la transformación tiene que ser “justa e igualitaria”, “inclusiva y, por supuesto, tiene que ser sostenible”.

“Tiene que ver con las personas porque las personas tienen que ser centro de la digitalización, si no crearemos desigualdad, crearemos problemas y habremos desaprovechado una oportunidad”, agregó, asumiendo que se abre una oportunidad para abrazar el desafío con los fondos europeos, pero es un reto que toca a todos y de forma particular a las compañías.

“Sabemos que el talento puede surgir, sabemos cómo hacer que el talento surja. La tecnología nos va a arrastrar. Son elementos para ser consciente de que nosotros, las personas de este país, nosotros, las personas que lideramos las empresas tenemos la responsabilidad única de desarrollar el país de convertirnos, de verdad, en una España digital”, concluyó.