El Ejército pakistaní empezó la semana pasada una operación en Waziristán del Sur, la mayor de las siete zonas tribales controladas por los talibanes, en lo que es el último de los conflictos generados en Pakistán desde agosto de 2008 y que han provocado sucesivos desplazamientos masivos.

Ante esta situación, Unicef y sus aliados trabajan para asegurar que los niños desplazados de esta región reciban la ayuda y protección que necesitan, a pesar de las dificultades de acceso a la ayuda humanitaria en el sur de Waziristan.

El representante adjunto de Unicef en Pakistán, Luch Chauvin, explicó que "la mayoría de los desplazados son mujeres y niños" que "han vivido años de inseguridad en una de las zonas más remotas y pobres de Pakistán, lo que les ha hecho especialmente vulnerables".

Hasta hoy, Unicef, en colaboración con sus socios en el terreno, ha garantizado el agua potable a más 45.000 personas desplazadas gracias a la rehabilitación de los sistemas de suministro de agua y la instalación de bombas manuales de agua.

Además, unas 35.000 personas desarraigadas han recibido kits de higiene y contenedores de agua para protegerse de las enfermedades relacionadas con el agua.

Unicef inmunizó a comienzos de octubre a casi 180.000 niños de Waziristán del Sur y las comunidades vecinas contra el sarampión, muchos de ellos vacunados por primera vez en su vida, y estudia proporcionar material escolar para que los menores vuelvan a la escuela lo antes posible.

Unicef aseguró que cuenta con la capacidad de atender a nuevos desplazados y a cualquier familia que huya del área de conflicto en las próximas semanas, y destacó que presiona a todas las partes involucradas para que los niños y los trabajadores humanitarios estén protegidos del conflicto armado.