Encuentran una gran bolsa de agua dulce en el Océano Ártico

-Si cambia la dirección del viento podría afectar al Atklántico y bajar la temperatura de Europa

MADRID
SERVIMEDIA

Los satélites de la ESA han encontrado una gran aglomeración de agua dulce en el Océano Ártico, que genera un abombamiento de la superficie marina y que se ha formado a lo largo de los últimos 15 años.

Los especialistas aseguran que si la dirección del viento cambiara el agua vertería al Océano Atlántico y podría orovocar que bajaran las temperaturas en Europa.

Desde 2002 la altura del nivel del mar en el área estudiada se ha elevado unos 15 centímetros, y el volumen de agua dulce ha aumentado en unos 8.000 kilómetros cúbicos –alrededor del 10% de toda el agua dulce del Océano Ártico-, explica la ESA.

Los científicos concluyen que la acumulación de agua, y el consiguiente abombamiento de la superficie marina, podría ser consecuencia de la aceleración de un gran sistema de circulación oceánica llamado Giro de Beaufort; la aceleración se debería a los fuertes vientos árticos.

Un cambio en la dirección del viento podría provocar que el agua dulce se vertiera al resto del Océano Ártico, llegando incluso al Atlántico Norte.

Si ello ocurriera podría verse ralentizada una corriente oceánica clave que parte de la Corriente del Golfo, lo que provocaría un descenso de las temperaturas en Europa.

La Corriente del Golfo hace que Europa disfrute de temperaturas relativamente suaves, comparado con otras áreas de latitudes similares.

“Cuando observamos nuestros datos a una escala anual nos dimos cuenta de que los cambios en el nivel del mar no tenían relación directa con el comportamiento del viento, y nos preguntamos la razón”, explicó Katharine Giles, investigadora del Centro Polar de Observación y Modelización (CPOM), autora principal del trabajo de investigación.

"Una posibilidad es que el hielo marino actúe como una barrera entre la atmósfera y el océano. Así, con los cambios en la cubierta de hielo cambiaría también el efecto del viento sobre el océano". agregó.

En su opinión, hay que "tratar de confirmar esta idea investigando con más detalle cómo afectan los cambios en la cubierta de hielo marino a la interacción entre la atmósfera y el océano”.

La ESA seguirá monitorizando el Ártico con la familia de satélites de observación de la Tierra Sentinel, que serán lanzados los próximos años dentro del programa europeo de Monitorización Global para el Medio Ambiente y la Seguridad (GMES, siglas en inglés).

(SERVIMEDIA)
23 Ene 2012
MAN