Fraga vivió como "una buena persona", dijo Barrio, quien señaló que para él, "la conciencia era algo sagrado", y que supo encontrar la sabiduría de Dios en medio de la agitación de las actividades públicas y privadas.

Indicó también el arzobispo que Fraga brindó a España su vocación por la política "con generosa dedicación y honestidad admirables".

Amante de su familia, su Galicia natal y esa España a la que sirvió con dedicación y honestidad, prosiguió el eclesiástico, Fraga no olvidó nunca sus raíces: Villalba, Perbes y Santiago de Compostela.

El arzobispo tuvo también palabras de consuelo para los familiares del político, a quienes recordó que don Manuel está ya con Dios, que es al fin y al cabo el dueño de la vida de los hombres. Al funeral asistieron, entre otros, el presidente español, Marano Rajoy, y el gallego, Alberto Núñez Feijóo.