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La pandemia provoca “una explosión de solidaridad” en España y dos millones de personas se suman al voluntariado
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La pandemia ha provocado “una explosión de solidaridad” en España y “cerca de dos millones de personas se han sumado a hacer acciones solidarias y voluntarias” junto a los 2,5 millones que se vuelcan habitualmente en proyectos de ayuda para los más desfavorecidos tanto en el país como en las zonas más remotas e inhóspitas en cualquier rincón del mundo.
Son estimaciones compartidas por la directora de la Plataforma del Voluntariado, Mar Amate, en un diálogo celebrado en Servimedia sobre el voluntariado profesional junto al responsable de RSC de Ferrovial, Ricardo Navas; el director general de Codespa, José Ignacio González-Aller; y la responsable de Programas Sociales de Iberdrola, Begoña Barbera.
“Esto es una explosión de solidaridad, que sí es verdad que responde a una situación que ha sido de emergencia, y que ahora tenemos que ver un poco cómo se mantienen todas estas personas”, relató Amate. El penúltimo ejemplo se está viviendo con la erupción del volcán en La Palma, donde han estado “todas las entidades” con iniciativas de acogimiento y que “han movilizado un montón de energía de la Península para captar fondos” y ayudar en las islas.
Pero el gran detonante fue el virus de la Covid-19 y con el que, según reivindicó orgullosa Amate, se ha “sacado pecho desde el voluntariado”, incluso, cuando la situación obligó a reinventar programas y su formulación para dar respuesta a las viejas necesidades y a otras nuevas afloradas por la pandemia o el necesario distanciamiento social.
A título ilustrativo apuntó la problemática que han supuesto los niños que viven en barrios más vulnerables y “no podían ni ir al cole, no tenía ni internet, no podían ni siquiera acceder a los deberes”, ya que ha obligado a que algunos voluntarios se los llevasen a sus casas para que los pudieran hacer o el desafío de llevar al canal tecnológico el acompañamiento de personas mayores.
En España “alrededor del 6,6%, entre 6 y 7% de los mayores de 14 años, hacen alguna actividad de voluntariado”, calculó Amate, e indicó que “ese voluntariado tipo medio es una mujer en la mayoría de los casos, con un nivel formativo alto-medio y con una edad de menos de 35 años”, lo que “habla bien de los jóvenes” y revela su compromiso.
Sin embargo, precisó que la foto tipo es puro estereotipo porque el voluntariado también está atravesado por el “sesgo de género", ya que en el ámbito deportivo y de tiempo libre predominan los hombres en los proyectos, mientras que el peso de las mujeres les supera en proyectos más sociales o sociosanitarios.
El desafío postCovid será conjugar las oportunidades abiertas con las nuevas necesidades y tratar de fidelizar a los nuevos voluntarios o personas solidarias. “En programas de acompañamiento a, por ejemplo, personas mayores, que los había virtuales pero que eran quizá menores, pues han explosionado. En este momento podemos llegar a muchísimas más personas, no solo de mi barrio, sino de otras ciudades con un simple teléfono móvil y con nuestro WhatsApp”, ilustró. “Creo que tenemos que coger todo eso, aprenderlo y ver cómo vamos estabilizando poquito a poco, como nos vamos implicando”, agregó.
LA SOLIDARIDAD ONLINE
Los responsables de RSC de Ferrovial, Ricardo Navas, y de Programas Sociales de Iberdrola, Begoña Barbera, coincidieron en que la digitalización llega para quedarse. Ambas empresas saben mucho de solidaridad, ya que, además de las iniciativas que apoyan como compañías, cuentan con programas del llamado voluntario corporativo para involucrar a sus profesionales en proyectos donde ejercen su labor de forma gratuita para fines sociales.
“Para nosotros ha sido un descubrimiento ese voluntariado online”, confesó Barbera, en alusión a las posibilidades que ha abierto para nuevas colaboraciones y porque “ha supuesto que descubramos un nuevo perfil de voluntario y que podamos dar la oportunidad también de participar”, ya que, hasta ahora, el volumen de empleados se concentraba en Madrid, Bilbao y Valencia al ser donde también se concentran la mayoría de ONG. “La visión de futuro es mantener de alguna manera ese voluntariado presencial conviviendo con el voluntariado en remoto”, confesó.
“Cuando pase todo esto lo que quedará será un modelo mixto porque yo creo que lo digital no puede sustituirlo todo, pero tiene algunas ventajas que podemos aprovechar”, secundó el responsable de RSC de Ferrovial, reconociendo que la vía digital abre el espectro “a nuevas oportunidades de participar y mayor agilidad” para desarrollar las iniciativas, aunque la presencialidad sigue siendo clave para proyectos que se tienen que construir sobre el terreno como las infraestructuras -canalizaciones de agua, para energía eléctrica, etc.-.
“A nosotros nos ha afectado, en lo que se refiere al voluntariado corporativo, de forma bastante importante porque no se ha podido viajar durante muchos meses al terreno”, agregó al respecto el director general de Codespa, José Ignacio González-Aller, aunque reconoció que algunas iniciativas se han mantenido con conexiones virtuales y la presencia de algunos voluntarios en la zona.
La Fundación Codespa es una ONG de Cooperación para el Desarrollo (ONGD) con 35 años de experiencia, formada por un grupo de profesionales y expertos de diferentes disciplinas comprometidos con el desarrollo integral de los más pobres. “Durante estos meses hemos tenido que innovar a la hora de capacitar a nuestras personas que participan en los proyectos, atenderles, atender a los microempresarios, a la gente que está en los sitios más remotos, con menos movilidad”, explicó.
La pandemia les ha obligado, de hecho, a crear una herramienta de comunicación de la mano también de voluntarios para mantener el contacto con las comunidades a las que ayudan para cosas tan simples como enviarle un mensaje que “recuerda que es el momento de echar el abono, recuerda que las plagas se tratan de esta forma o recuerda que los precios están subiendo y que, cuanto antes compres tal, pues mejor”.
De cara a futuro, el responsable de Codespa está convencido de que la solidaridad pasa por redoblar esfuerzos. Se trata, a su juicio, de seguir estimulando a empresas y a sus profesionales porque “trabajamos en países muy, muy vulnerables donde necesitamos la ayuda de muchísimas personas, personas particulares y también de las empresas porque las empresas son quienes saben más de crear riqueza”.
“La empresa nos trae financiación, evidentemente, pero nos trae también innovación, nos trae conocimiento, nos trae oportunidades. Por ejemplo, una cadena como puede ser Carrefour, que te abre sus lineales a los productos campesinos”, ilustró, convencido de que “el voluntariado corporativo no es una moda, no es una cosa bonita, es una cosa muy necesaria para que la acción social tenga impacto”.
Para motivar al voluntariado, la directora de la Plataforma del Voluntariado, Mar Amate, subrayó que es “una de las pocas cosas que libremente elegimos” y tiene un beneficio cierto sobre los colectivos y comunidades a las que se apoya. Pero, además, desveló que el voluntariado “tiene un efecto muy positivo en la salud mental” de quien lo hace, hasta el punto de que son personas con menores miedos, insomnios o ansiedad, y se necesita además abonar porque “es una forma de comprometernos con los objetivos de desarrollo sostenible y con el cuidado del planeta”.
(SERVIMEDIA)
14 Nov 2021
ECR/clc