En la sede de UGT presentó su candidatura basada en la premisa de que en el PSOE sólo tiene compañeros, no adversarios, y con dos congresos anteriores como referentes de futuro: el 28º bis, el del cambio preludio de la victoria de 1982, y el 35º que José Luis Rodríguez Zapatero convirtió en el de la unidad tras ser elegido secretario general.

Rubalcaba puso la congelación del Salario

Mínimo Interprofesional barajada por el Gobierno del PP como muestra de la primera tarea que tiene el PSOE: no ser "irrelevante" en la lucha contra la crisis a pesar de la mayoría absoluta de Mariano Rajoy, porque el reto aseguró es defender el Estado del Bienestar.

Más allá de ese reto prioritario, Rubalcaba aseguró que se propone reforzar el PSOE como partido de mayorías, representación de los más desfavorecidos pero también de las clases medias y reforzar su perfil "intergeneracional y nacional", algo que en su opinión "ultimamente hemos olvidado".

Hay que cambiar la forma de elegir los dirigentes, afirmó, y por eso le parece "perfecto" que los candidatos se elijan por primarias contanto tambien con los simpatizantes, pero alertó de la necesidad de reforzar la conexión cotidiana del partido con los militantes y de reforzar los mecanismos de participación social y tecnológica de todos los socialistas y de todos los progresistas dentro del PSOE.