La conferencia sobre cambio climático COP26 de este año incidirá en la necesidad de limitar el aumento de la temperatura global del planeta a los 1,5 grados centígrados. Para lograr alcanzar esta meta, desde Iberdrola señalaron que la solución pasa por “desterrar” el uso del carbón como fuente de energía y “concentrar los esfuerzos” en la producción de energías verdes.

Por ello, Iberdrola invertirá 75.000 millones de euros hasta 2025, “con la vista puesta en duplicar estos dígitos” y llegar a los 150.000 millones en 2030. Más de la mitad de esta cifra se destinará a energías renovables, según la eléctrica.

Bajo este plan de ruta, la eléctrica logrará su objetivo de duplicar su capacidad de energía renovable en 2025, con 60 gigavatios (GW) instalados. En 2030, esta capacidad alcanzaría los 95 gigavatios.

Según la compañía, esta estrategia permitirá dar un “gran impulso” a la tecnología eólica marina, con 4 gigavatios en 2025 y, al mismo tiempo, crecer en solar fotovoltaica, con una previsión de 16 gigavatios instalados. Asimismo, se reforzará la eólica terrestre, con 26 gigavatios, y la hidroeléctrica tanto tradicional como de almacenamiento, con 14 gigavatios.

Si Iberdrola cumple sus previsiones, logrará una reducción de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) del 86% en tres décadas. El objetivo final de la eléctrica es ser neutra en carbón a nivel europeo para 2030 –adelantándose en 20 años a los objetivos de la UE– y, a nivel global, para 2050.

Desde 2001, la compañía ha clausurado 17 plantas de generación eléctrica con carbón o fuel, y ya cuenta con una ratio de capacidad instalada propia libre de emisiones de carbono del 80%. Gracias a estos avances, Iberdrola ya genera el 100% de su energía con cero emisiones en países como Reino Unido, Alemania o Portugal.