El proyecto para la demolición de este cerro fue aprobado por la anterior corporación del Ayuntamiento de San Sebastian y en el solar resultante, de unos 90.000 metros cuadrados, está prevista la construcción de 330 viviendas, una manzana de propiedad pública, un nuevo colegio y una plaza de más de 10.000 metros cuadrados.

Una de las laderas del enclave, que da a la calle Easo, está ercada con un muro de piedra de grandes dimensiones, que muchos ciudadanos consideran antiestético.

Entre los firmantes del manifiesto a favor de San Bartolomé, figuran el historiador y etnólogo Julio Caro Baroja, el filósofo Fernando Sabater, el escultor Eduardo Chillida y los escritores Bernardo Atxaga y Raúl Guerra Garrido.

En un reciente debate, celebrado en la capital donostiarra, Sabater afirmó que, con el cierre de San Bartolomé, tratan de mantener "la originalidad del perfil de San Sebastán".

"Si se tira un edificio", agregó el escritor, "se puede levantar otro, que con el tiempo guste tanto como el primero, pero si se elimina un cerro, no hay posibilidad de restituirlo".

El arquitecto, Angel Martín, recordó que el cerro "contribuye al equilibrio urbano del centro de la ciudad", en tanto que el también arquitecto, Miguel Garay consideró que "en Roma o Edimburgo jamás prescindirían de una de sus colinas".

Defensores del proyecto de demolición, como Xabier Albistur, alcalde doostiarra cuando resultó aprobado, recuerdan que tras la defensa de San Bartolomé "puede haber intereses solapados.

Por su parte, el arquitecto Emilio Chinarro, premio nacional de Bellas Artes, arremete contra el muro de la calle Easo, afirmando que "no creo que nadie se atreva a afirmar que el muro es una maravilla y me parece racional que se elimine".