La sociedad española lleva en la actualidad una vida bastante aburrida, está bien alimentada y ha incrementado su consumo de bienes materiales y culturales, se muestra aparentemente tolerante con las ideas y tiene la percepción de que domina la "ética de la codicia" frente a la ntigua "ética del trabajo", según otras conclusiones del informe, para cuya realización fueron encuestadas 5.000 personas adultas de toda España en 1991.

Otros resultados de la encuesta indican que sólo un 18% de los españoles tiene una imagen positiva de los políticos. La mitad de los entrevistados opina que los políticos son cada vez más corruptos o que en los partidos no hay democracia. En definitiva, piensan que "existe un clima de corrupción generalizada", señala Amando de Miguel.

HABITOS

n general, los españoles viajan cada vez más, se casan más tarde, tienen pocos o ningún hijo, han dejado de trasladarse a las ciudades para vivir porque prefieren instalarse en los pequeños municipios de la periferia de éstas y ocho de cada diez familias poseen una casa en propiedad.

Además, tienen una de las esperanzas de vida más altas del mundo, con excepción de los jóvenes de entre 20 y 24 años, grupo en el que el índice de mortalidad sube entre los varones debido a distintas situaciones, como accdentes, drogas, sida o suicidios, que son más frecuentes en zonas rurales que urbanas.

La buena alimentación se demuestra con el incremento de la altura experimentada por los varones. Así, si en 1960 sólo un 30% medía 1,70 metros, en 1990 eran ya un 76%.

Respecto a la vida cotidiana de los españoles, la mayor parte se levanta a los ocho de la mañana, aunque las amas de casa lo hacen cada vez más tarde y se van a dormir a horas más avanzadas. Dos de cada diez varones activos y una de cada diez mujres comen fuera de casa. La costumbre de trasnochar, que practican especialmente los jóvenes, parece que remite un poco.

Por otro lado, los hijos cada vez tardan más en desvincularse del domicilio paterno, a pesar de que los padres siguen resistiéndose a aceptar las relaciones sexuales de sus hijos adolescentes, que en un 80% opinan que es mejor tenerlas antes de casarse.

Los jóvenes demuestran un bajo patriotismo bélico y un 57% de éstos dicen haber probado un porro, aunque sólo un 20% lo fuman abitualmente. Una quinta parte de los jóvenes encuestados estudian y trabajan al mismo tiempo. La lectura de libros sigue siendo testimonial en la sociedad española y la de periódicos es cada vez menor entre los jóvenes.

VALORES Y CREENCIAS

Respecto a cuestiones capitales en una sociedad católica, como el aborto o la eutanasia, el primero es aceptado por una tercera parte de la población como un derecho de la mujer, pero una quinta parte lo considera un delito.

La eutanasia activa, es decir, aclerar la muerte de un enfermo para evitar su sufrimiento, es aprobada por casi la mitad de la población; la pasiva, no hacer nada por prolongar la vida del enfermo, la acepta algo más de un tercio y sólo un 14 por ciento se inclina por prolongar la vida en estos casos.

Sobre las actitudes racistas o discriminatorias de los españoles, un 43% rechaza tener como vecinos a miembros de sectas o drogadictos, un 27% a gitanos, un 21% a personas con sida y alcohólicos, un 13% a ex presos y un 11% a inmigrante africanos.

La mayoría de los españoles no muestra gran resistencia a reconocer el voto municipal a los inmigrantes extranjeros, un 60% opina que el Estado no les debe ayudar especialmente y un 64% es partidario de que sólo se les admita en España cuando no haya nacionales para cubrir determinados puestos de trabajo.

Respecto a los inmigrantes africanos, un 41% está a favor de que se instalen en España y un 27% se opone a ello. Sólo una tercera parte animaría a su hija a que si quiere casarse conun gitano o un negro lo hiciera.

Sobre la responsabilidad que tiene la sociedad ante situaciones de marginación, como las que viven homosexuales, alcohólicos, suicidas, prostitutas y drogadictos, la mayoría opina que son los sujetos los culpables.

MORAL Y RELIGION

Uno de los cambios más notables en la moral de los españoles actuales, respecto a los de la generación anterior, ha sido la erosión de la "ética del trabajo", ya que sólo se revela hoy en un profesional de pueblo. También se ha comproado que los católicos practicantes son las personas más satisfechas con su trabajo.

El español tampoco tiene una escala de valor única, sino que hay una para los jóvenes y otra para los adultos. También es diferente si son católicos practicantes o no, ya que en el último decenio ha variado mucho la intensidad religiosa y se ha erosionado la creencia en el pecado, en el castigo o en la recompensa.

La religión también distingue a los más felices, ya que a igualdad de edad, sexo y actividad se aburrn menos las personas que cuentan con un nivel alto de estudios o son más religiosos.

La clase alta ha dejado de ser la más religiosa, pero las personas más religiosas siguen situándose a la derecha del espectro político.