Cercós manifestó que los accidentes de tráfico ocurridos en las carreteras españolas han descendido de manera notable en los últimos años, pero destacó que la gravedad de estos siniestros ha seguido aumentando, de manera que el número de muertos en un mismo accidente ha repuntado

Esto se debe, a su juicio, a que "la velocidad es un problema que sigue sin resolverse". A la pregunta de si limitar más la velocidad podría ser una solución, Cercós indicó: "Yo creo que no hacen falta más leyes, lo que hace falta es que se cumplan las limitaciones que ya hay, con lo que daríamos un paso sustancial".

Para ello, Cercós considera que es necesario un cambio cultural en las personas a través de la educación en las escuelas, así como un mayor control. El responsable de Unespa considea que el problema de la velocidad es difícil de solucionar sin más radares y más medios, lo que conlleva un mayor presupuesto.

Cercós explicó que esta evolución de los accidentes de tráfico ha permitido contener el coste de los daños materiales, pero indicó que el gran problema son las indemnizaciones por daños corporales, que han seguido aumentando en 1993 a un fuerte ritmo (18-20 por ciento).

El responsable de Unespa aseguró que la gran mayoría de las personas que tienen carné en nuestro país sn buenos conductores y tienen muy pocos siniestros al año, pero estas buenas cifras se ven perturbadas por un 20 por ciento que sufren numerosos y graves accidentes.

PERFIL DE LOS MALOS

Según Cercós, este 20 por ciento suelen ser generalmente conductores que "dejan el coche en cualquier sitio y tienen muchas multas que no suelen pagar" y que no cuidan de manera adecuada sus vehículos.

Cercós explicó que el perfil psicológico de estas personas suele responder a las siguientes características: gete nerviosa, poco preocupada por la realidad de las cosas, con vehículos de altas prestaciones o de bajas prestaciones a los que les piden más de lo que pueden dar, que no respeta las señales, con problemas con el alcohol y que son más peligrosos cuando van acompañados que solos.

El factor edad también juega un importante papel. Según Cercós, los jóvenes de entre 18 y 27 años representan cerca del 20 de la población que conduce y tienen el 36 por ciento de los accidentes graves. En 1993 se produjeron .998 accidentes de tráfico en España, 238 menos que el año anterior, en los que murieron 4.732 personas y otras 2.736 resultaron heridas graves.

Cercós explicó que las mujeres tienen un índice de siniestralidad inferior a los hombres, aunque también es cierto que salen menos a carretera que los hombres. Indicó que en general las mujeres son más prudentes que los hombres, aunque sus reacciones en momentos difíciles son menos previsibles.

Dentro del 20 por ciento de conductores con una elevada sinistralidad están incluídos también los que circulan sin seguro. Unespa estima que de los 16,5 millones de vehículos que ruedan por las carreteras españolas, alrededor de un millón no están asegurados.

Actualmente, Unespa trabaja junto con el Consorcio de Compensación de Seguros y la Dirección General de Tráfico en la creación de un fichero informático para controlar a los coches que circulan sin seguro. Estos trabajos están ya muy avanzados y Cercós prevé que el fichero será operativo antes de que finaice el año.