A mediodía, la cabeza de la manifestación partía rumbo a la Plaza da Quintana, con una reivindicación compartida, la defensa del idioma gallego y la rebeldía contra la política lingüística de la Xunta de Galicia.

En las primeras filas, políticos de las cúpulas del BNG y del PSdeG-PSOE así como rostros conocidos de la esfera cultural de la comunidad que gritaban "na Galiza en galego" (en Galicia en gallego).

Esta fue la frase más coreada durante todo el recorrido, en el que fueron abundantes las pancartas con lemas como "aprender en galego non é delito", (aprender en gallego no es delito) y "pola nosa lingua nin un paso atrás" (por nuestra lengua ni un paso atrás).

La marcha, que trascurrió sin incidentes, alcanzó la plaza lateral de la Catedral una hora después. Con todo, llegaba al punto de destino tan solo la cabeza de la manifestación porque, a esa hora, aún salía gente de la Alameda.

Desde lo alto de un escenario, la música de las gaitas y los bombos recibió a los asistentes a la movilización, entremezclando el ambiente reivindicativo y el lúdico, en un espacio que (como ocurrió en la manifestación del 17 de mayo) se quedó pequeño para reunir a todas las personas que secundaron la concentración.