ETA. LA BANDA QUERIA ENGAÑAR A EA Y ARALAR Y MARGINAR AL PNV PARA LIDERAR UNA NUEVA NEGOCIACIÓN
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Arnaldo Otegi no quería renunciar a la violencia. Según Baltasar Garzón, era una pieza clave de la nueva estrategia de ETA, que no era otra que la de engañar a las fuerzas soberanista como Eusko Alkartasuna y Aralar y marginar al PNV para fortalecer su posición y liderar a través de disfraces políticos un nuevo proceso de negociación con el Gobierno.
Así consta en el auto hecho público hoy por el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón y por el que decretó el ingreso en prisión de Otegi, del ex secretario general del sindicato abertzale LAB Rafa Díez Usabiaga y de otros tres detenidos a los que acusa de un delito de pertenencia a ETA por intentar reconstruir la ilegalizada Batasuna a la órdenes de la banda terrorista.
El magistrado acusa a Otegi, Usabiaga y los demás arrestados de intentar crear desde diciembre de 2008 y bajo las órdenes de ETA una nueva “referencia institucional y política” en torno a un grupo que se autodenominaba Bateragune -núcleo de reunión, en euskera-, y que tenía como “sede operativa” el edificio del sindicato LAB en San Sebastián, en donde se reunían periódicamente.
ETA había fijado incluso las fases de su nueva estrategia. La banda quería que este mismo otoño se ofreciera un pacto a Eusko Alkartasuna, Aralar, y los demás “agentes soberanistas” y que este nuevo proyecto se presentara públicamente en abril de 2010. Para la banda terrorista era irrenunciable que este “polo soberanista” aparentemente apartado de la violencia concurriese a las elecciones autonómicas y municipales de 2011.
En concreto, “Bateragune” sería el instrumento utilizado por ETA para sustituir a Batasuna y canalizar su proyecto político, que consistía en “engañar” a las demás fuerzas soberanistas mediante una serie de treguas trampa que les animasen a sumarse a la iniciativa.
Entre la lista de organizaciones a engañar se encuentran Aralar –escisión de Batasuna que rechazó la violencia-, Eusko Alkartasuna, el sindicato ELA y el partido Abertzaleen Batasuna, afincado en el País Vasco francés.
MARGINAR AL PNV
Pero, a diferencia de intentos anteriores, como en el caso del pacto de Lizarra, en este nuevo proyecto de acumulación de fuerzas soberanistas se quería excluir al PNV. De hecho, uno de los objetivos del proyecto era quitarle al PNV el liderazgo como fuerza soberanista y usurpar su papel de “interlocutor con el Estado”.
Pero el objetivo final no era otro que el de fortalecer la posición de ETA, para que la banda terrorista pudiese llevar la voz cantante y marcar las pautas “de cara al proceso de negociación que tendrá que ponerse en marcha antes o después con el Estado”.
En resumen, con esta estrategia, ETA quería superar su pérdida de fuerza política, y, por lo tanto, la disminución de su liderazgo entre las fuerza soberanistas, una situación provocada por la sucesiva ilegalización de sus marcas electorales.
OTEGI ES “RONALDINHO”
Garzón asegura que Otegi, que era conocido dentro de esta nueva estrategia con el apodo de “Ronaldinho”, y los demás integrantes de Bateragune estaban sometidos plenamente a las directrices de ETA, que llegaba a ejercer “la advertencia y la represión” contra ellos cuando creía que se habían equivocado.
En este contexto, a pesar de tener prohibido abandonar el territorio nacional, Otegi viajó el pasado 21 de julio junto con Sonia Jacinto, Arkaitz Rodríguez y Mikel Ansa a la localidad francesa de Ezpelette para, presuntamente, reunirse con miembros de ETA para recibir instrucciones. Además, tuvo contactos con destacados dirigentes de Batasuna que se encuentran en prisión.
Como ejemplo, Garzón revela que en esta posición “jerárquicamente superior”, ETA estaba preocupada por la elección por parte de la Izquierda Abertzale del partido Iniciativa Internacionalista para canalizar los votos en las últimas elecciones europeas. La banda terrorista prefería pedir el voto para Eusko Alkartasuna, y poder así restar poder al PNV.
BOMBAS EN VEZ DE VOTOS
Pero, según Garzón, ETA no pensaba renunciar a la violencia. De hecho, las treguas trampa de la banda sólo se iban a aplicar en el País Vasco y Navarra mientras que la actividad terrorista se iba a seguir aplicando en el resto de España.
“No se trata de iniciar una apuesta por las vías políticas-institucionales y democráticas abandonando la violencia terrorista, sino, sencillamente, de adaptar ésta a la evolución de esta peculiar apuesta política en la que los obstáculos no son superados mediante votos, si no mediante bombas”, asegura Garzón.
Esta “combinación criminal de votos y bombas” se basaba en una “operación de engaños o enredos a los agentes políticos y sociales, con periodos de desactivación de la violencia terrorista que hagan creíble la oferta política de la izquierda abertzale”.
Además de los informes de inteligencia, Garzón se basa en los documentos internos de ETA intervenidos a los etarras Ekaitz Sirvent, Itziar Plaza, Asier Borrero e Iurgi Garitagoitia, además de en los papeles de los propios arrestados y los encontrados durante los registros efectuados en la operación policial del pasado martes.
(SERVIMEDIA)
16 Oct 2009
DCD/jrv