Así lo declaró a Servimedia la investigadora del Instituto de Ciencias Forenses y de la Seguridad Meritxel Pérez, quien se felicitó por la reducción del porcentaje de “reincidentes al año” (un 5% entre los varones analizados, frente al 20% habitual en estos casos).

Realizada entre 760 hombres que participaron en programas psicoeducativos en sustitución de la cárcel por violencia de género en 2010, la investigación revela que tras someterse a terapia, los varones estudiados registraban “menos sentimientos de celos, menos abuso emocional sobre la pareja, una mayor calidad en la relación de pareja, más empatía, mejor aceptación de las responsabilidades, menos impulsividad e ira y menores actitudes sexistas”.

Ningún participante tenía antecedentes en dicho terreno ni estaba condenado por delitos graves (amenazas, violencia psíquica o lesiones leves eran las causas de estas medidas), "único caso en que las penas de prisión pueden ser sustituidas por estas actividades”, explicó Pérez.

Su obligación es asistir a las terapias grupales e individuales durante los seis meses que de media dura el tratamiento, explicó Pérez, quien destacó que una vez terminado, se les realiza un seguimiento a los tres meses, a los seis meses y al año.

De esta forma, “pudimos detectar que solo el 5% de ellos había vuelto a ser denunciado por el mismo motivo”, cuando el índice de reincidencia en este terreno es del 20%, recalcó.

PERFIL

Estos resultados se presentaron durante la inauguración del seminario "Violencia de género: Intervención judicial y terapéutica con agresores de género", que entre hoy y mañana se desarrolla en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM).

Según Pérez, los hombres que intervinieron en el estudio “son personas muy normalizadas e integradas, procedentes de familias estables y con relaciones de pareja tradicionales, que en la actualidad se hallan en proceso de divorcio o separación".

Su perfil se corresponde con el de un varón de 40 años de edad, con estudios primarios y empleo, aunque el paro tiene una incidencia importante entre el colectivo (33%), afirmó Pérez.

El porcentaje de consumidores de alcohol y drogas y de población inmigrante sí es algo mayor que la media de la población, indicó la experta, quien recomendó extender estos programas dada su eficacia.