En un comunicado, la compañía señaló que, junto con el Grupo Schwarz, del que forma parte, ha desarrollado una estrategia sobre el clima con el objetivo de “contribuir al Acuerdo de París y evitar un cambio climático peligroso, manteniendo el calentamiento global muy por debajo de los 2 °C y prosiguiendo los esfuerzos para limitarlo a 1,5 °C”.

Estos objetivos también afectarán a los proveedores, ya que Lidl exigirá a aquellos que son responsables del 75% de las emisiones de GEI, una estrategia propia sobre el clima basada en la metodología de los ‘Science Based Targets’ (Objetivos Basados en la Ciencia) hasta 2026.

Lidl resaltó que, desde 2018, ha reducido un 44% sus emisiones directas, gracias a medidas como que el 100% de la electricidad que utiliza en España sea de origen renovable.

La directora de responsabilidad social corporativa de Lidl España, Michaela Reischl, destacó que “las empresas desempeñamos un papel fundamental en asegurar que se alcancen los objetivos globales de temperatura” y que “nuestro compromiso se fundamenta en objetivos basados en la ciencia porque creemos que esta es la única manera real de evolucionar hacia una economía baja en carbono que ayude a combatir el cambio climático”.

Lidl también tiene como objetivo reducir un 20% el uso de plásticos antes de 2025 y ofrecer envases reciclables en el 100% de sus productos de marca propia, además de asegurar que estos contengan un 25% de plástico reciclado.

Para reducir las emisiones de carbono de sus centros de trabajo, Lidl ha multiplicado por más de tres su producción fotovoltaica entre 2017 y 2020. Durante este período, la cadena ha invertido más de 13 millones de euros en la instalación de más de 100 fotovoltaicas, cubriendo hasta el momento una superficie total de 106.101 m2, de forma que la energía generada equivale al consumo medio de más de 4.200 hogares. Del total de la producción fotovoltaica generada en España en 2020, Lidl es responsable del 0,13% de la misma.