En su tierra, en Torrelavega, Cantabria, el candidato protagonizó el último mitin de la precampaña antes de viajar a Madrid para abrir oficialmente la campaña a medianoche en Alcalá de Henares.

En una de las provincias donde el PSOE lleva como cabeza de lista a una mujer, Puerto Gallego, prometió que será un presidente “como Zapatero, que luche de la mañana a la noche” por la igualdad efectiva entre hombres y mujeres, porque “queda mucho por hacer” para hacer realidad lo que ya es legal.

Los socialistas afrontan una campaña que reconocen complicada, partimos “desde atrás”, decía el propio candidato, pero lo importante es “cómo se llega a la meta”, y por eso llamó a los suyos a “correr más” que el PP en la recta final, pero sobre todo a hacerlo “con orgullo”.

Se han cometido errores, reconoció, y por ellos se ha pedido disculpas a los ciudadanos, pero también el PSOE puede sentirse “orgulloso de haber hecho muchas cosas buenas” como la ley de atención a la dependencia, incrementar las becas o mejorar las pensiones mínimas.

El principal reto ahora es crear empleo, y por eso reclamó a los mandatarios europeos solucionar el problema de Grecia y reactivar la economía, desde los propios poderes públicos y de manera “urgente”.

El ajuste del gasto es “necesario pero no suficiente”, reiteró, y el “parón” de crecimiento en toda Europa demuestra “que hay que hacer algo más” además de reducir gasto para poder crecer y crear empleo.

Con ese objetivo de crear empleo, defendió de nuevo su idea de reclamar un impuesto a los bancos, una vez que concluya el proceso de reestructuración, y también a las grandes fortunas que “escapan” del de Patrimonio. Hay “salidas progresistas” a la crisis, aseguró, que no pasan por recortar los servicios públicos.

El candidato socialista se mostró dispuesto a hablar “de cara” a los ciudadanos y decirles abiertamente el problema del paro no se resolverá “en un mes, ni en dos, ni en tres”, pero su compromiso es trabajar para crearlo y mientras garantizar las prestaciones por desempleo, así como los servicios públicos esenciales, sobre todo educación y sanidad.

Debajo de las “excusas” sobre la necesidad de recortar el gasto, aseguró el candidato, el PP esconde “las tijeras de podar”, y hay que decir a los ciudadanos que hay una alternativa, por ejemplo, subir impuestos a tabaco y alcohol para que quienes más gasto sanitario generan contribuyan “un poquitito más” que el resto a su financiación.

Son propuestas que “no nos hacen populares” pero que son “razonables” y que buscan, aseguró, defender “con uñas y dientes” pilares levantados durante los últimos treinta años pero que el PP podría “echar abajo” en apenas una legislatura si gana las próximas elecciones.

Si el fundador del PSOE, Pablo Iglesias, levantara la cabeza, decía el candidato, “no entendería” buena parte de la terminología del programa, pero lo reconocería en el momento porque “los principios y los valores” que lo inspiran “son los mismos” que entonces.