El análisis se realizó con estudios científicos publicados, que incluyen datos desde 2010 a 2019, y se publicó en la revista ‘Plos One’. En el informe participaron los profesores de UNIR Joaquín González Cabrera, Ana León Mejía y Mónica Gutiérrez Ortega, así como de la Universidad de Salamanca, Isabel Serrano Pintado.

Esta investigación de UNIR es la primera que analiza la prevalencia de nomofobia a través de 108 artículos del ámbito científico a nivel mundial, y busca las diferencias de género y edad para identificar si existen factores de riesgos.

La nomofobia es el miedo a separarse del teléfono móvil, a perder la conexión con Internet y todo lo que ello posibilita, desde el acceso a los contactos personales, trabajo, actualidad o redes sociales, entre otros.

Las autoras del estudio y profesoras de UNIR, Ana León Mejía y Mónica Gutiérrez Ortega, aseguraron que desde que se acuñó el término nomofobia en el 2008 se han hecho varios informes sobre su prevalencia y que los resultados han sido contradictorios sobre la forma de evaluar, medir y concluir que grupos tienen una mayor propensión a padecer este problema.

Según los datos recogidos, las personas en riesgo reflejan del 13% al 79%, los que la padecen entre un 6% y un 73%. Asimismo, en el grupo de nomofóbicos, los casos moderados oscilan entre el 25,7% y el 73,3%, y los casos severos, entre el 1% y el 87%.

El informe concluye que la existencia de diferencias de género y edad, señalando a las mujeres y los jóvenes como los grupos más vulnerables, afecta especialmente a los menores. Un aspecto que preocupa, ya que este problema afecta a 1 de cada 4 niños y jóvenes. Además, señaló que la investigación sobre la nomofobia debe contribuir al debate sobre la frecuencia, intensidad y consecuencias nocivas de esta fobia entre los más jóvenes.