Así lo indicó durante su intervención en las ‘II jornadas ‘Yo no renuncio’: ¿Qué pasaría si la maternidad no fuera invisible?’, organizado por El Club de las Malasmadres, en el que aseguró que el teletrabajo “no es un elemento de conciliación” sino “de productividad y eficiencia económica”.

La vicepresidenta resaltó la necesidad de “evitar que el teletrabajo se convierta en una trampa” y advirtió que “no hay que plantear que el que la mujer esté en su casa es una forma de conciliar” porque “cuando una está en casa con el ordenador, dos niños y haciendo la comida, eso no es de ninguna manera conciliar”.

En cualquier caso, señaló que “hemos avanzado en 20 meses lo que se hubiera avanzado años en digitalización” y que éste es “un proceso irreversible”, además de destacar que “las empresas se han dado cuenta de que la gente es más productiva, y aunque parezca frío, ahorran costes, se ahorran desplazamientos y se ahorra mucho desperdicio de la capacidad de las personas”.

“La gente está más motivada cuando se puede organizar y puede conciliar”, prosiguió la ministra, para a continuación subrayar “la creciente consciencia por parte de las empresas que es en su propio beneficio tener a los trabajadores mucho más felices, motivados y con trabajos más dignos y mejores salarios”.

En este sentido, se mostró “firmemente partidaria de esta flexibilidad pero siempre y cuando la dimensión presencial no desaparezca”, e indicó que “no es lo mismo estar en las pantallas que verte por los pasillos o tomarte un café”, por lo que afirmó que “en el equilibrio está la virtud y hacia eso tenemos que tender”.

Por todo ello, aunque apuntó que “queda mucho trabajo por delante”, destacó los avances logrados en materia de igualdad de género con el actual Gobierno y resaltó la importancia de que la igualdad de género sea uno de los cuatro ejes sobre los que está elaborado el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.